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Instantáneas mexicanas
El poderoso Vázquez Raña *
Abraham G. Martínez
Pasando la primera década del siglo XXI México fue sede de los Juegos
Panamericanos donde se obtuvo la mayor cantidad de preseas en la historia del
deporte mexicano: 42 medallas doradas de un total de 679 atletas que
participaron con el uniforme de la delegación mexicana.
Ahí inauguró y cerró el evento deportivo el empresario Mario Vázquez Raña
quien fue relecto por sexta ocasión en 2002 como presidente de la Asociación de
Comités Olímpicos Nacionales (ACNO) a pesar de los pocos resultados deportivos
que ha habido en México en su ya muy longeva administración, misma que ocupa
desde 1979 y cuyo mandato termina en 2014. Lleva 37 años al frente de la
Organización Deportiva Panamericana y desde entonces ha sido “candidato único”
y consiguió relegirse por aclamación para el periodo 2012-2016.
Como deportista su trayectoria fue fugaz. Como líder de deportistas ha
destacado gracias a su condición de campeón nacional de tiró, hecho que le ganó
simpatías en la cúpula de poder desde los tiempos de Luis Echeverría. A pesar
de que su dirección al frente del deporte mexicano es ineficiente y que cada
cuatro años la historia deportiva nacional se repite (fracasos deportivos en
las justas olímpicas), Mario Vázquez Raña es inmovible. Sobreviviente de ocho
sexenios: Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox,
Calderón, Peña Nieto y los que se sumen, todos han sido sus amigos y sus
cómplices en el fracaso deportivo mexicano. Sin embargo, para él su liderazgo
deportivo es sinónimo de estatus y ha publicitado que tiene “una de las
carreras olímpicas más ricas del mundo”.
Sagaz empresario. Magnate de la industria editorial. Inconmensurablemente
millonario, el propietario de la cadena de los diarios Sol de México,
incluidos, el diario deportivo Esto y el periódico sensacionalista La
Prensa, uno de los de mayor tiraje y consumo en México.
Sabedor de su inmensa fortuna, Vázquez Raña ha utilizado al máximo sus
periódicos como instrumentos de presión para apuntalar sus negocios y su
proyección política. A Vázquez Raña le gusta jactarse de que el periodismo es
un hobby para él. Sin vocación
y mediocre trayectoria periodística, gusta de retratarse con líderes mundiales
en entrevistas para el lucimiento personal.
Exponiendo los resultados de su trayectoria como servidor público y sus
dotes de magnate, Mario Vázquez Raña es el arquetipo de los caciques
empresariales mexicanos.
Su enquistamiento al frente del organismo rector del deporte en México sólo
se puede entender gracias a la compra de votos cuando es relecto y, por
supuesto, de las conciencias de una gran parte de los representantes de las
federaciones deportivas que integran el Comité Olímpico Mexicano (COM).
Cronistas deportivos –que cobran como“asesores” del COM- han escrito a lo largo
de más de treinta años que es relecto por “aclamación” de la Asamblea. Cabe
señalar que el COM opera al margen de la Ley pues ningún órgano lo regula.
Sin duda, poderoso, Mario Vázquez Raña ha acumulado y tiene múltiples
cargos internacionales en la Organización Deportiva Panamericana, es miembro
del Comité Olímpico Internacional –cargo al que recientemente renunció-,
vicepresidente de Solidaridad Olímpica y presidente del Comité Olímpico
Mexicano. Propietario de una cadena de diarios y socio de la empresa Hermanos
Vázquez proveedora de muebles que utilizan las familias mexicanas.
Al frente de su gestión en la ACNO logró aumentar el número de 61 a 193
países afiliados al Comité Olímpico Internacional con lo cual copta simpatías.
Más de la mitad de los presidentes de los comités olímpicos nacionales de 90
países han sido obligados a apoyarlo en su permanencia al frente de la ACNO a
cambio de sus admisiones en dicho órgano.
Su fortuna ha obnubilado a quienes lo rodean. Aunque no a todos. Su fama de
corruptor del deporte le ha provocado repudio. La princesa de Inglaterra, Ana
(Anne Elizabeth Alice Louise, hija de Isabel II), presidenta de la Asociación
Olímpica de Inglaterra no esconde su desdén por Vázquez Raña y ha sostenido que
el magnate utiliza fondos personales para financiar las operaciones de la ACNO
para su beneficio personal. A principios de julio de 1991, en la víspera de su
ingreso formal como miembro del Comité Olímpico Internacional, Vázquez Raña
asistió a una cena en París en el castillo de Warmick, a la que asistieron los
350 miembros más importantes de “la familia” olímpica en el mundo. En tal
reunión, la princesa Ana le pidió a su excelencia, el marqués Juan Antonio
Samaranch, en ese entonces presidente del COI que se vetara el ingreso a
Vázquez Raña debido a su mala fama y corruptor del deporte. La respuesta de
Samaranch fue: “no hay forma de impedir su ingreso”.
Vázquez Raña ha sido definido por sus rivales como “presuntuoso”. Rodeado
siempre de un séquito de guardaespaldas nadie se le acerca. En la solapa de sus
trajes lleva un llamativo emblema olímpico de oro puro. Vázquez Raña ha sido
señalado en Estados Unidos como un“sportgánster”.
Son constantes las muestras de repudio en EU sobre el empresario. En 1986,
cuando Vázquez Raña compró la agencia de noticias United Press International,
los mismos periodistas de la UPI, lo relacionaron con la controvertida muerte del
escritor, político y ex gobernador yucateco Carlos Loret de Mola. Los
reporteros de la UPI presentaron en octubre de 1986 ante la Junta Anual de la
Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en Vancouver, Canadá, un informe sobre
la muerte de Loret de Mola y lo relacionaron directamente a Vázquez Raña como
un sospechoso. Incluso, Eduardo García Valseca –hijo del coronel José García
Valseca, quien fundó y era dueño del Sol
de México y fue él mismo quien vendió a Vázquez Raña la Organización
Editorial Mexicana y la cadena de los soles- señaló públicamente en febrero de
ese mismo año al poderosísimo magnate y presidente del COM como el más
interesado en que no se publicara el libro Mi coronel de Carlos Loret de
Mola.
En 1965 el coronel José García Valseca fundó El Sol de México que se sumaba a la cadena periodística guiada
por el mismo coronel desde 1941, fecha en que aparece el periódico Estoprimer diario rotográfico y en
tabloide dedicado a la información deportiva bajo el auspicio de Maximino Ávila
Camacho. En el inicio de la historia de El Sol de México, el diario
mostró a través de sus páginas escritas, ser conservador y sobretodo
anticomunista. En 1969, Mario Santaella, dueño de La Prensa enfrentaba
conflictos laborales en su diario. Entre varias cosas que los cooperativistas
de La Prensa le reprochaban era
su cercana, cercanísima relación con el dueño de los Soles, García Valseca a
quien definían como “un gángster del periodismo”. No era para menos, pues era
dueño de los diarios Esto y El Sol de México y de 35 diarios en
provincia convirtiéndose en la cadena más importante de ésta época, al grado
que llego a tener más periódicos que el consorcio Hearts de Estados Unidos.
A finales de 1973, el coronel García Valseca, manifestó su deseo de vender
la cadena periodística que finalmente quedo en manos del gobierno, aunque
figuraba el mismo coronel como director. El investigador Jacinto R. Munguía en
el libro La otra guerra secreta documenta la historia. El investigador
cuenta que García Valseca perdió sus diarios debido a las deudas adquiridas con
el gobierno. El entonces presidente Echeverría no perdonó las deudas y ordenó
intervenir a través de la Sociedad Mexicana de Crédito para quedarse con la
cadena de diarios. En 1974 los diarios estaban bajo el control de un
fideicomiso en el cual el gobierno era el socio mayoritario. Como
agradecimiento y reconocimiento, el gobierno dejaría como presidente y director
de los diarios al coronel García Valseca, aunque no por mucho tiempo.
A finales de ese mismo año, un grupo de inversionistas adquiriría la
empresa. El grupo estaba formado por Mario Vázquez Raña como socio mayoritario
–así como sus hermanos-, Juan Francisco Ealy Ortiz como presidente del Consejo
de Administración, Fausto Zapata Loredo y Francisco Javier Alejo, quienes junto
con Mario Moya Palencia habían formado parte del gobierno de Luis Echeverría.
Así, la cadena de diarios del coronel cambiaría de nombre y se llamaría
Organización Editorial Mexicana. Munguía nos recuerda que “la operación de
venta ocurrió en secreto, sin concurso público alguno”. Entonces fue nombrado
el periodista Benjamín Wong Castañeda como director general, pero el gusto no
le duro mucho pues al dejar la secretaría de Gobernación, Mario Moya Palencia,
gran amigo y benefactor de Mario Vázquez Raña, fue nombrado como director
general de toda la cadena de Organización Editorial Mexicana en marzo de 1977.
La noticia apareció en primera plana en El Sol de México. Benjamín Wong
renunciaba irrevocablemente “por así convenir a sus intereses personales”.
También, en esos mismos días el diario informaba que el empresario Juan
Francisco Ealy Ortiz dejaba la presidencia del Consejo de Administración para
“dedicarse exclusivamente a El Universal”. Jacinto R. Munguía apunta que
al mes del nombramiento de Moya Palencia como director general, un grupo de
colaboradores renunció a las páginas editoriales del diario pues “en menos de
dos meses de gestión de Moya Palencia fueron censurados o suprimidos unos
cincuenta artículos entregados para su publicación” en El Sol de México.
Sí García Valseca no pudo adquirir La Prensa, Mario
Vázquez Raña sí lo hizo.
Durante los últimos años de la gestión del presidente Plutarco Elías
Calles, los miembros de la compañía de Rotograbado fundan el diario La
Prensa el 30 de agosto de 1928, el director general fue el periodista
español Miguel Ordorica, siete años después y tras un cierre temporal de cinco
meses los trabajadores decidieron echarlo andar pero esta vez como una
cooperativa. En 1959 trece cooperativistas fueron expulsados. El director
general gerente era Mario Santaella de la Cagija. Para entonces, el periodista
Manuel Buendía hacia gala de su virtuosismo y de lo aguda de su pluma, hecho
que molestó al gobierno quien aprovecho el descontento de los cooperativistas
expulsados para prolongar el conflicto que duro varios años más, hasta la
intervención del gobierno en 1961 a través de la Secretaría de Industria y
Comercio cuyo titular era Raúl Salinas Lozano quien “impuso” la línea que debía
seguir La Prensa. Así, Mario
Santaella de la Cagija encabezó el diario con mayor tiraje y lectores en
México. En 1992 el diario fue vendido a una sociedad anónima en 90 millones de
dólares. Según el investigador Jacinto R. Munguía a los cooperativistas y
trabajadores solo les habían repartido apenas unos dos millones de pesos.
En el mes de mayo de 1999, un grupo de ex cooperativistas de La Prensa entablo una demanda judicial (SC
2003/98) contra el Grupo Santillana–perteneciente al influyente grupo de medios
español Prisa cuyo patriarca fue Jesús Polanco– por haber adquirido mediante
argucias ilegales la propiedad de ese periódico. Los ex trabajadores
argumentaron haber sido defraudados al desaparecer mediante “triquiñuelas” a la
Sociedad Cooperativa, es decir, a la razón social, que amparaba a dicha
publicación. El asunto es el siguiente:
En 1993, el Grupo Santillana compró en 90 millones de dólares a Editora de
Periódicos S.C.L. el 49 por ciento de las acciones del diario La Prensa.
En esa transacción, el 51 por ciento de las acciones restantes estaban en poder
del ex presidente de los banqueros y ex dueño del Banco del Atlántico, Carlos
Abredop Dávila. Los ex trabajadores y cooperativistas no alcanzaron a
comprender nunca como fue que los editores de El País y el ex banquero
vendieron La Prensa a Mario Vázquez Raña en 60 millones de dólares tres
años después.
Una de las estampas que mejor defina al poderoso Mario Vázquez Raña y su
estilo de hacer negocios fue cuando en el mes de marzo de 2005, una riña
familiar entre los hermanos Vázquez Raña se hizo pública. Olegario Vázquez Raña
fue entrevistado por la periodista Carmen Aristegüi en su programa de radio Hoy
por hoy –cuando Aristegúi trabajaba en Televisa radio en sociedad con Grupo
Prisa- y contó las diferencias con su hermano Mario. En la entrevista
Olegario–dueño de la cadena de hospitales Ángeles, de los hoteles Fiesta
Americana, de dos estaciones de radio nacionales, del diario emblemático Excélsior
y de un canal de televisión nacional- negó los vínculos de sus empresas con el
poder pues aseguró que “nunca he tenido un negocio político ni con ningún
político, nunca he hecho un negocio que dependa de la política”. Sin embargo,
la cercanía de los Vázquez Raña con el poder –en especial con Luis Echeverría-
ha sido documentada en distintos libros.
Cuenta Olegario Vázquez Raña a la periodista: “Yo ya no me quiero meter más
hondo, si no, voy a buscar problemas muy serios (risas) porque nosotros, cuando
se compró la (Organización) Editorial Mexicana, en realidad creo que ahí se
recibió cierta ayuda del gobierno del Presidente… Pero al año, don Mario
Vázquez Raña dijo ‘el poder no se comparte y ustedes van pa’ fuera’ y nos
liquido nuestras participaciones como quiso, cuando quiso y los tres hermanos
fuimos para afuera y él se quedo adentro. Entonces sí alguien recibió ayuda,
pues nosotros no fuimos, desde luego queda clarísimo, ¿no?”.
Poderoso, poderosísimo es Mario Vázquez Raña. Con 37 años –más lo que se
acumulen- frente al deporte mexicano e internacional, con un poderoso grupo de
medios a su disposición, una fortuna que lo convierte en un hombre Forbes,
Mario Vázquez Raña es una fotografía instantánea de cómo son los empresarios
mediáticos en la primera década del siglo XXI. Click.
FIN FIN
*Para la elaboración de esta columna se utilizaron la siguiente
bibliografía: Prensa Vendida. Rafael Rodríguez Castañeda; Mis Tiempos. Autobiografía de
José López Portillo; La otra guerra secreta. Jacinto R. Munguía. La prensa
en los jardines. Raymundo Riva Palacio. La Herencia. Jorge G. Castañeda. Excélsior
y otros temas de comunicación. Miguel Ángel Granados Chapa. Tiempo de
saber. Julio Scherer y Carlos Monsiváis; Reseña histórica del periodismo
mexicano. Moisés Ochoa.
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