jueves, 10 de enero de 2013

Libros. Gödel, Escher, Bach: an Eternal Golden Braid


Douglas Hofstadter

Abraham Gorostieta

 

 

Un niño en la Universidad

 

En 1979 el filósofo, matemático y académico Douglas Hofstadter publicó el libro Gödel, Escher, Bach: an Eternal Golden Braid,  y rápidamente ganó el Premio Pulitzer de ensayo, un año después. La idea del libro es explorar la naturaleza de la conciencia humana a lo largo de su historia.

Graduado en 1975 como matemático en la Universidad de Stanford y doctor en física por la Universidad de Oregon se integró al equipo del Laboratorio de Inteligencia Artificial del Instituto de Tecnología de Massachusetts donde actualmente es titular de la cátedra de ciencias cognitivas en la Universidad de Míchigan. A la vez es profesor universitario de Ciencias Cognitivas e Informáticas; profesor adjunto de Historia y Filosofía de la Ciencia, Filosofía, de literatura comparada, y de psicología en la Universidad Bloomington de Indiana, donde dirige el centro para la investigación sobre conceptos y cognición.

Su padre fue Robert Hofstadter –Premio Nobel de Física en 1961-, un académico de la Universidad de Stanford, por lo tanto, siendo un niño, Douglas estuvo en contacto con gente muy interesante y así le llego la adolescencia y juventud.

Su libro es punto de referencia para los jóvenes que desean acercarse a la ciencia y ejercerla de forma profesional.

 

En las sierras de Puebla.

 

Pahuatlán es un pueblo pintoresco, ideal para irse de mochila al hombro. Sobre todo en domingos, día del mercado en donde sus pobladores extienden a lo largo de sus calles lo que produce esta tierra fértil. Abunda el grano de café, el aguacate, el tabaco y el papel amate. Pueblo de raíces Nahua, Otomí y Totonacá en donde coexisten con cierto sincretismo. A finales de la década de los ochenta el pueblo no era tan frecuentado como ahora. Sus primeros visitantes fueron los periodistas fundadores de El Financiero José Martínez y Víctor Roura que fueron seducidos por los paisajes que ofrece el lugar. Al poco tiempo, Roura popularizó el pueblito entre los cuates y pronto el lugar se lleno de reporteros de La Jornada, El Financiero, Proceso. Ahora el lugar es visitado por jóvenes estudiantes. En su mayoría mochileros. Y ha sido una grata sorpresa ver bajo el brazo de ocho jóvenes el libro de Hofstadter, quizá seducidos por la manera en que el filósofo mezcla la experiencia de los genios de Bach, Escher y Gödel.

 

Johann Sebastian Bach

 

Cómo suele sucederle a grandes personajes de La Historia, a Johann S. Bach nadie lo entendía. En su época pocas personas escuchaban la música que componía Bach, incluso después de su muerte fue prácticamente olvidado pues no era considerado un  músico virtuoso. Sólo Beethoven decía que Bach era el gran padre de la armonía.

Con el paso de los años, la cultura mundial empezó a darse cuenta del enorme peso específico de la genialidad de Bach pues convirtió a la música en una forma de expresión profunda. Una de las formas musicales en la época de Bach y que él desarrollo de forma única es la fuga. La fuga es un fragmento de una pieza musical en donde se ofrece un tema y después ese tema es acompañado por otros temas iguales o parecidos. Es decir, partir de una idea y de manera natural las notas se van adaptando a las circunstancias de la pieza original, la cual termina de una forma diferente. Construir una fuga es muy complicado. Cada una de las voces (cada voz es una melodía generalmente tocada por un instrumento) debe ser por sí misma atractiva. Cada una de estás voces es diferente a las demás y al mismo tiempo es armónica.

De todas las formas musicales la fuga es la más compleja por su dificultad al construirla. La mayoría de las fugas tienen dos o tres voces que están chocando armónicamente una con otra. Bach llego a construir fugas con cuatro, cinco o seis voces. Piezas increíblemente complejas. Desde hace por lo menos 200 años, ya no hay fugas en la música moderna. Desde entonces nadie tiene el talento de construirlas pues una fuga es más que la simple suma de las melodías que suma.  

 

Kurt Gödel

 

Personaje extraordinario en todos los sentidos. El trabajo de Gödel ha tenido un inmenso impacto en el pensamiento científico y filosófico del siglo XX pues sus trabajos en las ciencias de la Lógica y las Matemáticas son muy importantes y fundamentales. Para darnos una idea del genio de Gödel, en la última década de su vida realizaba estudios para el Centro de Estudios Avanzados de Princeton y su vecino de cubículo era nada menos que Albert Einstein, con quien hizo una gran amistad. A los 18 años entró a la universidad de Viena, y pronto se destacó en las ciencias de las matemáticas. Inicialmente quería estudiar física teórica aunque terminó estudiando filosofía y matemáticas.

Recordemos que la realidad funciona de manera lógica, lo cual significa que el funcionamiento de la realidad que percibimos depende de reglas estables que son accesibles a la inteligencia humana. El estudio de las matemáticas con una orientación filosófica es por lo tanto el estudio de la naturaleza de la lógica misma. De las bases de por las cuales esta fundamentada la funcionalidad del universo. Gödel se pone a trabajar en éstas cuestiones desde muy joven y al cabo de poco tiempo sorprendió a muchos.

 

Maurits Cornelius Escher

 

Escher fue un extraordinario pintor de inicios del siglo XX. El gran virtuoso de la perspectiva. Uno de sus grabados más conocidos es el que llama Relatividad que es un edificio lleno de escaleras que están orientadas en ángulos muy rectos. La misma escalera que para una de las figuras le permite subir a otro le permite descender pero en sentido contrario y puesto de cabeza. Cómo si la gravedad se hubiese vuelto loca. Las obras de Escher son consistentes, cada obra, si se analiza cuadro por cuadro son consistentes pero al verlas presentan una armonía y el resultado final es sorprendente, como las fugas de Bach. Sus imágenes son paradójicas. Las obras de Escher son utilizadas con frecuencia como metáforas cuando se habla sobre cuestiones de la percepción y la inteligencia o bien cuestiones matemáticas.

 

Matemáticas aplicadas en la filosofía

 

Dos años antes de iniciar la primera guerra mundial, un libro sacudió las mentes más brillantes de la época: Principia Mathematica cuyos autores eran los filósofos-matemáticos Bertrand Russell y Alfred North Whitehead. El libro pretendía dar un sentido formal y definitivo a las matemáticas, es decir, ordenar las matemáticas y establecer una serie de principios para garantizar que el mundo de las matemáticas no se haga inconsistente, que por un lado sea posible demostrar que una cosa es blanca y que por otro camino sea posible demostrar que una cosa es negra. El titulo y el libro esta inspirado desde luego en aquel otro gran libro Filosophia Natural Principia Mathematica de Isaac Newton dónde presenta la teoría de la gravedad y de paso deja la idea de que la naturaleza funciona con bases matemáticas y, cómo las matemáticas son validas en todo el universo, las ideas representadas en matemáticas pueden averiguar e incluso predecir el futuro.

Con el libro de Russell y Whitehead en la cabeza, Kurt Gödel siendo muy joven aún, en 1931 publica el libro Sobre proposiciones formalmente indecibles de Principia Mathematica y sistemas relacionados. Libro que hizo sentir a todos los científicos que leyeron su trabajo que les quitaban el suelo donde estaban parados y que caían a un abismo.

En el libro de Russell y Whitehead explican que cualquier idea que consideremos que sea lógica también debe ser consistente. Que siguiendo una serie de razonamientos, cada uno de ellos indiscutible, pueda partir del punto A y llegar al punto B. Si parto del punto A no importa que camino siga, mi destino es el punto B, jamás el punto C. No se puede demostrar que una cosa es falsa y cierta al mismo tiempo. Pues el libro de Gödel lo hace. A las ideas fundamentales que están en Principia Mathematica, Gödel les confiere un número y luego manipula esos números y demuestra que en cualquier sistema lógico existen circunstancias en las cuales se puede tener frases que son al mismo tiempo cierta-falsa y está frase es perfectamente consistente. Juegue un poco con la idea.

Sí de por sí Gödel ya había conmocionado al mundo científico, se arroja más lejos y explica que “éstas” inconsistencias no son una falla de la lógica sino forman parte integral de lo que consideramos Lógica. En esos momentos se estaba redefiniendo ese concepto.

 

La conciencia

 

Cuando un sistema puede hacer referencia asimismo gana características muy peculiares por el simple hecho de hacer referencia de si mismo. Este es el punto central del libro de Douglas Hofstadter y para ello se basa en el genio de Bach, Gödel y Escher. Kurt Gödel dedicó su vida a este concepto, pues nos enseña como la autoreferencia puede producir resultados sorprendentes pues cuando eso ocurre los mecanismos normales que de manera ingenua hemos llamado “lógica” en los últimos siglos se rompen, de pronto nos topamos con ideas consistentes que son indecidibles y, decimos que son “ilógicas”.

Durante mucho tiempo se consideró que la consistencia y la lógica eran la misma cosa y Gödel nos enseña que no, su mayor ejemplo de que una cosa puede ser consistente y no lógica es: usted mismo. El funcionamiento de nuestro cerebro. Si queremos empezar a entender porque somos conscientes, porque nos alegra la música, porque lloramos, porque nos entristece la muerte de alguien, porque pensamos, porque sentimos que somos, tenemos que apelar a las ideas de Gödel. Al fin y al cabo nosotros podemos pensar en nosotros mismos y lo hacemos con frecuencia. La capacidad de introspección es un reflejo de las matemáticas aplicadas por Gödel.

Las obras de Escher tienen –en este contexto- un cierto paralelo con el trabajo de Göder, es decir, sus grabados son consistentes en un sistema lógico donde existe la posibilidad de que dos polos distintos sean uno a la vez, no sólo eso, es en su conjunto la introspección misma, el pensarse a si mismo sin perder la armonía, como las obras de Bach. 

 

 

 

Federico El Grande

 

Bach nos enseña como la suma de varias ideas diferentes puede producir un resultado mucho más complejo que la simple suma de sus partes.

Federico II de Prusia fue un hombre muy singular. Amigo y mecenas de grandes filósofos de su tiempo. Hombre que gustaba del arte, la ciencia y la música. Él mismo un músico virtuoso. Hombre al cual también se debe el sistema militar actual, pues invento la necesidad de disciplina en el ejército. Le decía que en el libro de Hofstadter hay referencias muy especiales a la música de Bach.

Cuando Johann S. Bach era de edad avanzada fue el invitado de honor de Federico II quien conocía las grandes dotes del músico, y le dio el trato que sólo Bach podía merecer, de príncipe, de ilustre.  Bach toca para él y Federico le pide que haga variaciones sobre la pieza “La ofrenda musical”. Bach genera una obra sorprendente pues toma el tema original del rey y lo modifica utilizando distintas técnicas como la fuga. Otra de ellas, el canon.

Hay formas en las que Hofstadter nos pide contemplar en distintos niveles de interpretación su libro para darnos cuenta que una cualidad fundamental de la conciencia es precisamente esta habilidad de contemplar a un sistema desde varios niveles diferentes.

 

El trabajo de Douglas

 

El libro de Hofstadter utiliza el método socrático para explicar su contenido. Utiliza también diálogos, como lo hacía Zenón de Elea –inventor del método dialéctico-, para resolver un conflicto por medio de un diálogo que se basa en ideas puramente lógicas.   Hay muchas paradojas pero todas ellas buscan un objetivo, demostrarle al lector, cómo el cerebro humano, sus pensamientos logran contraerse en situaciones abstractas y salirse de si mismo para abstraerse, es decir, como funciona la conciencia. Primeramente demuestra cuales son los mecanismos de lo que se conoce como “lógica” y segundo, demostrar cuales son los puntos en los cuales la “lógica” puede llevarnos a conclusiones falsas.

            Pero esto que le cuento lector es sólo un somero resumen, lea el libro, no se va a arrepentir. 

 

 

 

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