Francisco Rodríguez, una aventura por el periodismo
Por Abraham
Gorostieta
El columnista Francisco Rodríguez es un
periodista que ha pasado por varias redacciones a lo largo de su vida periodística.
Autor de una leída columna llamada Índice Político, el periodista lleva más de
tres décadas “dándole a la tecla”. Su trabajo no ha quedado solo impreso en
papel sino que busca pertenecer a esa camada de periodistas que saltaron de los
textos impresos a la radio y a la televisión para ejercer desde esas tribunas
su profesión. Columnista incómodo –como él se describe- ha trabajado en los
diarios El Heraldo de México, Ovaciones, El Economista, El Sol de
México (diarios de la OEM), El
Universal, El Independiente, Impacto el Diario y Unomásuno. En los semanarios Impacto,
Siempre! y La Crisis. En las estaciones de radio, ABC, XEW de Los Ángeles, California, y en Radio
Capital, donde de manera elegante le pidieron su renuncia. En televisión ha
conducido el programa De cara al público y en Proyecto 40, Índice Flamígero, lo
mismo que La Columna de Paco Rodríguez, en TV Azteca. Su columna Índice Político es reproducida en varios
diarios de la República Mexicana y en distintos portales de la red, entre
otros, el influyente Eje Central. Concede una entrevista en sus oficinas, cerca
de El Ángel de la Independencia, en la Ciudad de México.
El periodista tiene muy claro lo
que son los grupos en los medios de comunicación, la siguiente anécdota así lo
quiere demostrar:
La disputa por
la dirección del semanario Proceso
había terminado el 23 de marzo de 1999. Al renunciar Carlos Marín y Froylán
López Narvaez, la dirección de la revista recaía en Rafael Rodríguez Castañeda.
Don Froylán escribía una columna en el periódico Reforma y Carlos Marín se había integrado de lleno a esa promesa
periodística llamada Milenio, donde
actualmente es director. Sin embargo, el pleito en Proceso tendría secuelas.
A los pocos meses de la salida de Marín
y de Froylán de Proceso, el
columnista Rodríguez publicaría en el diario El Universal una nota en dónde daba cuenta de la intercepción de
una serie de llamadas telefónicas entre Julio Scherer Ibarra y Ricardo Ravelo,
hijo del fundador del semanario y reportero de Proceso, respectivamente. En dichas conversaciones, Scherer Ibarra
le “sugería autocensurarse al reportero” quien realizaba un trabajo sobre los
ingenios azucareros de la empresa Escorpión, en donde Scherer Ibarra había sido
el director general del consorcio y al cual el gobierno acusaba(n) de un fraude
millonario. La nota era esa: El hijo del fundador del semanario pretendía
“parar” el reportaje en la revista del padre y según parece, a sus espaldas. Francisco
Rodríguez ironizaba –fue el único que publicó sobre el asunto- sobre las
“practicas” del hijo del laureado periodista.
Cuatro días
después, Carlos Marín respondía a
Rodríguez diciendo que el columnista “escribía puras mentiras”, como consta en
su columna El asalto a la razón de
2001. Es costumbre de los columnistas mexicanos asistir a restaurantes y
“comederos políticos”, así pues, no tardaron en coincidir ambos periodistas.
Marín se encontraba en una mesa con un funcionario del gobierno foxista.
Francisco
Rodríguez entraba al restaurante. Carlos Marín al verlo pronto se dirigió al
sanitario. Pronto le avisaron a Francisco Rodríguez, así que él también fue al
baño. En los lavamanos se encontraba Marín. A los lavamanos fue Rodríguez y
hombro con hombro ambos se aseaban. “¿Qué? ¿No me vas a saludar?”, le espetó
Marín. “Ah, que tal Carlos” respondió Rodríguez mientras lo veía de frente.
“¿Leíste mi columna?” volvió a preguntar Carlos, “en ella digo que escribes mentiras y que además recibes
información del gobierno”. Lo que le respondió Rodríguez entre ellos dos queda.
Salieron juntos del sanitario, Rodríguez molesto. El funcionario con quien
estaba Carlos se sorprendió al verlos. Marín al ver el rostro de sorpresa de su
acompañante, explicó: “Ya nos reconciliamos, lo acabamos de hacer. Incluso,
hasta nos agarramos el pene” y luego soltó la carcajada. Francisco Rodríguez,
en ese tono pausado que le caracteriza respondió el comentario: “Me lo habrás
agarrado tú y no sé con qué pero aún lo traigo mojado”, Marín sonrió, el
funcionario lo mismo y Rodríguez se fue a su mesa.
Al irse Marín
del restaurante, pasó a despedirse a la mesa en la que Rodríguez terminaba de
comer con un par de invitados. Francisco Rodríguez le espetó que contario a lo
que él lo acusaba “en su libelo”, él –Rodríguez- no había recibido la información
sobre Scherer Jr, a quien Carlos Marín llamaba “mi sangre”, pero que él sí
podía sostener que Marín había recibido del gobierno, vía Martha Sahagún, la
dirección de Milenio que pocos días
antes había abandonado, por presiones de la misma señora, el periodista Raymundo
Riva Palacio. Cuenta Rodríguez que Carlos Marín quedó mudo. Ya no respondió.
Desde entonces
el autor de Índice Político se
reserva su opinión sobre Carlos Marín.
Los
primeros pasos
Francisco Rodríguez ejerce el diarismo desde
1977, cuenta que el oficio siempre le llamó, le atrajo:
De niño fui muy
introvertido. Mis hermanos practicaban distintos deportes y yo me la pasaba
leyendo. El periodismo me llamo siempre la atención. En mi familia siempre se
ha leído el periódico y en consecuencia me convertí en lector de diarios y de
libros desde muy joven pues me llamaban
mucho la atención las noticias.
Y desde muy joven se decidió estudiar
para ejercer profesionalmente este oficio, el columnista cuenta que entre sus
maestros se encontraban el periodista Miguel Ángel Granados Chapa y el poeta y
periodista Hugo Gutiérrez Vega:
Ya en mi época
de estudiante universitario fui un observador. El movimiento estudiantil del 68
me toca cuando estaba en la preparatoria. Luego en la facultad, las clases eran
interrumpidas por estudiantes que pedían la palabra para cederla a grupos de
campesinos u obreros que explicaban lo que les sucedía. Estudiaba la carrera de
comunicación social en la facultad de ciencias políticas de la UNAM.
Trabajó en la legendaria revista Siempre!, entonces dirigida por don José
Pagés Llergo, aunque de éste, Rodríguez dice que no era su modelo a seguir pues
“Lo que pasa es que no era el periodismo que a mí me gustaba hacer, a mí me
gustaba hacer el tipo de periodismo que hacía Miguel Ángel Granados Chapa, el
análisis”.
Inquieto,
curioso, Francisco Rodríguez dedica todo el tiempo que puede a su labor. Su
oficina es austera, no hay pinturas, sólo escritorios en donde trabajan 3
personas, también hay un generoso archivo en carpetas y muchas revistas. El
columnista describe su manera de mantenerse informado:
Desde las seis
de la mañana leo los medios por internet. En este orden: El Universal, Reforma, Milenio diario, Excélsior, La Jornada.
Semanalmente Proceso, ya no tan
seguido Siempre! Mensualmente Nexos, Letras Libres, Etcétera,
por otro lado estoy al pendiente de las versiones on line de The New York Times, El País y cada vez más frecuentemente Los Ángeles Times.
Algunos
puntos de vista
¿Cómo
define al periodismo mexicano?
Como la actividad social profesional que
trata de reflejar lo que acontece en la sociedad para que la sociedad misma lo
conozca.
¿Qué
es el columnismo político en México?
El columnismo político se ha deformado
para convertirse en éstos momentos en una especie de ariete(s) de grupos
políticos en los cuales algunos de mis colegas se prestan para servir como
tales. Son golpeadores del contrincante de aquel al que están afiliados.
¿Cómo ve actualmente el periodismo?
Una práctica de “opinionitis”. Mis
compañeros que cubren las fuentes informativas se han dedicado exclusivamente a
recoger opiniones –no siempre calificadas- de los llamados actores políticos en
torno al discurso o la declaración de otro político o funcionario que tampoco
está capacitado para hacer declaraciones.
Desde
su punto de vista ¿dónde estuvo el error? ¿dónde se perdió la brújula?
En los propios medios. Los medios dejaron
de contratar a periodistas profesionales y por ende, desprofesionalizaron al
periodismo. Influyen también los malos salarios, son muy bajos. La falta de
preparación de los trabajadores de los medios o la poca exigencia para quienes
ejercen el oficio. Fueron convirtiendo al periodismo en un amasijo de
declaraciones.
¿Para
ser buen columnista hay que ser antes un buen reportero? ¿cree usted que es
necesario?
No necesariamente. Hay excelentes
columnistas que nunca fueron reporteros, ahí está el maestro Miguel Ángel
Granados Chapa. Sin lugar a dudas reportear sirve, funciona. El columnismo es
reportear pero ya no con grabadora en mano ni en la banqueta sino generalmente
en la mesa de un café o de un desayuno político pero estas reporteando
permanentemente.
Carlos
Marín ha comentado que los columnistas son chismosos ilustrados, cultos,
¿comparte esta opinión?
Me reservo mi opinión sobre las
opiniones de Carlos Marín.
¿Se
divierte siendo periodista, lo goza, lo disfruta?
Si, definitivamente. La actividad que no
es lúdica, que no te deja alguna satisfacción que el sentarte frente a la
pantalla o monitor –antes frente a una hoja de papel- y no te provoca un gozo
no es una profesión que puedas disfrutar y de la que puedas sacar provecho.
Ejerciendo
la profesión
Francisco Rodríguez inicia como
periodista en la última parte de la década de los setenta en la revista Mañana, que fue fundada por Regino
Hernández Llergo y José Pagés Llergo en 1943, y que tenía un claro perfil
informativo de derecha. El doctor John Mraz, investigador de la Universidad de
Puebla y que ha hecho varios estudios sobre Hernández Llergo, sostiene que la
posición ideológica de la revista Mañana,
“fue el presidencialismo y la adulación del titular en turno. Las giras, los
banquetes, las inauguraciones de obras públicas, las reuniones, las
condecoraciones otorgadas por gobiernos extranjeros, y en cualquier número de
actividades presidenciales que llenaban sus páginas. En realidad, una cuarta
parte de los artículos ilustrados que se publicaban en estas revistas giraban
en torno a alguna actividad del presidente, y se dedicaban números enteros, sin
duda pagados con fondos del gobierno, a su figura”.
El director de
la revista Mañana era Daniel Morales
Blumenkron, que en los años 50, de la mano del gobierno alemanista y
ruizcortinista se convirtió en un fuerte empresario periodístico. En el libro Prensa vendida de Rafael Rodríguez
Castañeda se lee que: “… de los talleres de publicaciones Mañana salían, además, otras revistas, como Cine Mundial, el único cotidiano especializado en espectáculos”. En
la década de los cuarenta, la revista gozó de su mejor época pues colaboraban
en ella personajes como Salvador Novo, Luis Spota, Fernando Benítez, Luis
Suárez y Vicente Vila. En libro de Rodríguez Castañeda también se apunta sobre
los últimos tiempos de Mañana: “el
periodismo oficialista se volvió obsoleto, Mañana
perdió lectores y sobrevivió gracias a las gacetillas oficiales”.
Francisco Rodríguez recuerda sobre
sus inicios:
Estando en la
facultad comencé a trabajar en las oficinas de prensa por recomendación de mis
propios profesores, quienes me llevaron a estas oficinas. Después trabajé en la
revista Mañana ya desaparecida.
Trabajé en un par de oficinas del gobierno, Inmecafé y en la representación del
gobierno de Nuevo León. Luego intenté con otros colegas hacer una especie de
representación periodística, cuando no se utilizaban, y trabajamos para
organismos de la iniciativa privada como la Concanaco y finalmente en mayo del
77 ingresé al Heraldo de México a
practicar diarismo, con buena suerte, dicen que no hay reportero sin suerte, y
a los dos meses de haber ingresado me asignaron a escribir la columna política Café político.
El
Heraldo de México
nació en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz. Gabriel Alarcón era el quién
encabezaba el proyecto y a un grupo de empresarios, todos ellos de Puebla. Los
Alarcón pertenecían a una poderosa familia de ideología de derecha y muy
conservadora. Su primera portada fue dedicada al Señor Presidente. El apellido de
la familia Alarcón, por medio de su periódico, estuvo ligado a los priístas en
el poder. Cuando el PRI perdió las elecciones en 2000, el diario cerró sus
puertas tres años después. En El Heraldo
surgieron muy buenos periodistas que se la jugaban por un periodismo que
intentaba desatarse de su historia oficialista, pero a pesar de sus esfuerzos,
el diario servía al poder, Jacinto R. Munguía cuenta en su libro La otra guerra secreta que El Heraldo “ofrece uno de los mejores
registros de la historia del movimiento estudiantil de 1968, dónde las
fotografías plantean toda una línea editorial y una toma de posición del
periódico respecto a los estudiantes y el poder”.
La historia era un poco distinta en
1977, el columnista Rodríguez recuerda de aquellos años su redacción y a su
Jefe de información, todo un equipo de trabajo que salía a ganarse a los
lectores cada día:
El jefe de
redacción era José Pablo Robles Martínez a quien le decíamos El profe, ahora es
un editor de periódicos en Veracruz. El jefe de información era José Fonseca
quien a mi salida de El Heraldo de México
se queda con la columna Café Político y que actualmente la sigue escribiendo.
Estaba Pedro Camacho que luego fue subdirector del diario. Estaba Jesús Saldaña
que cubría la presidencia de la República. Raúl Rodríguez Cortés que ahora es
columnista y que entonces cubría el aeropuerto. José Antonio Pérez Estuart que
iniciaba una práctica que hasta entonces no había en México y que era escribir
una columna económica. Nos divertíamos mucho en El Heraldo. Junto con Joaquín Roura, Raúl Rodríguez Cortes, Fermín
Vázquez Legaría hacíamos grupos de baile y bailábamos en la redacción, poníamos
coros de música, una redacción muy divertida y trabajadora.
El columnista enfatiza:
Quiénes
ejercimos el periodismo hasta antes del año 2000, no solamente criticábamos al
PRI y a los presidentes emanados de ese partido, éramos capaces –y te lo digo
con las pruebas en la mano- de que en un periódico como El Heraldo de México, de filiación derechista, de poder introducir
información del Partido Comunista Mexicano en su momento. Recuerdo grandes
discusiones con los señores Alarcón porque yo escribía sobre el PCM y les decía
que no podíamos cerrar los ojos. Y mucho menos en la reforma política que
impulsaba entonces don Jesús Reyes Heroles, en donde les otorgaban el
reconocimiento como partido y no nos podíamos negar a la existencia de un
partido como el comunista. Y a regañadientes aceptaban y se publicaban notas u
opiniones de Arnoldo Martínez Verdugo, del maestro Valentín Campa y de todos
aquellos que en aquella época estaban en el Partido Comunista Mexicano.
Conseguíamos más en aquella época de lo que consigue hoy. Hoy escribir de López
Obrador es peor que escribir de los comunistas en algunos medios.
Algunos
puntos de vista II
Después
de entrevistar a varios reporteros y columnistas me da la impresión de que el
periodismo es un trabajo solitario, ¿usted qué piensa?
Si, y no. Es solitario porque cuando te
sientas en frente del monitor nada más eres tú. Puedes tener colaboradores que
te traigan información o que te la organicen pero al momento de escribir lo
realizas exclusivamente solo.
¿Para
qué sirve el periodismo?
Fundamentalmente para informar y para
que la gente con la información en su poder pueda tomar decisiones.
¿Cree
en el periodismo objetivo?
No. No lo hay.
¿Qué
hay entonces?
Es un periodismo humano. El periodismo
objetivo tendría que ser hecho por ordenadores, incluso ahí habría subjetividad
porque estaría basado en lo que el programador puso en la computadora.
¿Qué
tan importante es tener una firma que respalde al reportero?
Es importante, pienso que los reporteros
y periodistas tenemos un nombre de casados, somos “Francisco Rodríguez de…” tal
o cual diario y para algunos se convierte en un verdadero trauma quedar viudos
o divorciados. Esta el mal del vidrio, que es el de aquellos colegas que fueron
“televisos” que se quedan permanentemente frustrados o no se sienten a gusto en
ningún otro medio por estar hechos a imagen y semejanza de Televisa. Dejan de
ser o pertenecer a Televisa y se les viene el mundo encima o de otras firmas
como los que dejaron de ser de Excélsior–hace casi cuatro décadas- y viven con
eso.
¿Por
qué cree usted que en México este tan devaluado el ser free lance?
Porque no te compran tu trabajo los
medios más importantes. El trabajo te lo van adquiriendo publicaciones que
están en una etapa de consolidación o de despegue. Yo no conozco un solo caso
que un medio “prestigioso” que compre el trabajo de un free lance.
Pero
los columnistas son una especie de free lance, ¿no cree? Volviendo al tema,
cito –por segunda vez- al periodista Carlos Marín: las columnas echan a perder
el oficio periodístico, sobre todo el reporteril, ¿está de acuerdo?
Si, aunque la columna se ha convertido
en el refugio de muchos que pierden su empleo de reporteros al perder su empleo
de reporteros se dedican a hacer columnas opinativas o descriptivas de lo que
sucede en la nación. Hay todo tipo de columnas, aquellas que de principio a fin
reproducen los boletines de las dependencias oficiales; otras en las cuales los
firmantes se atreven a dar su opinión pero es una opinión muy personal y no
siempre bien informada. Una de las grandes fallas es la falta de preparación de
nosotros mismos en donde no hacemos mucho por tratar de superar esas trabas.
Hubo columnas en nuestro país que eran la repetición de los boletines o de las
notas del mismo periódico en donde aparecían estos espacios de opinión.
Tengo
la impresión de que después del año 2000 el periodismo mexicano se rediseñó
¿cómo ve el periodismo que se ha hecho desde entonces?, los diarios cambiaron
el formato, introdujeron el color en sus páginas, los textos se hicieron más
breves, las columnas se hicieron más light, todo cambio a base de que el lector
buscaba más la imagen que el texto.
El homo videns sartoriano. El cambio de
formato lo realizaron diseñadores como Danilo Black para tratar de empatar lo
impreso con lo electrónico, que el monitor se trasladara al papel, y en los
hechos sacrificaron los contenidos, no solo los convirtieron en breves sino en
light. Privilegiaron la imagen –que no son las mejores por cierto-, lo que nos
presentan como imagen no deja de ser exactamente la misma pasarela que veíamos
en el pasado priísta. Los medios se han convertido en la pasarela de
linchamiento o lucimientos de los políticos y nada más. No son la gran imagen
de la sociedad.
La
libertad en el periodismo
De El
Heraldo de México, Francisco Rodríguez se fue al diario Ovaciones, que comenzó siendo un diario
taurino en 1947 y tres años después, Fernando González lo compra y le adiciona
información general. En 1993 el diario fue adquirido por Grupo Televisa.
Francisco Rodríguez trabaja 10 años en el diario en donde llega a ser su
director. De Ovaciones su aventura
continuaría en El Economista.
El Economista nació el 5 de diciembre de 1988 gracias
a la iniciativa de Luis Enrique Mercado, periodista financiero y Martín
Casillas de Alba quienes se asociaron con un grupo de 10 empresarios, fue un
diario que haría la competencia a El
Financiero. En el libro La prensa en
los jardines, de Raymundo Riva Palacio, se lee que “Durante el sexenio
salinista, se estimuló el nacimiento de El Economista, en el cual el gabinete
económico tendría una vía de expresión pública”, es ahí donde nace la columna Índice Político, el columnista recuerda
así este hecho:
Mi primer
columna fue Café político de El Heraldo de México que la escribí
durante cerca de cuatro años. Cuando salgo de El Heraldo de México tenía los deseos de hacer mi propia columna y
fue una decisión de la noche a la mañana. Era un jueves, cuando se publica mi
último Café político y ese mismo día
en la tarde ya escribía Balcón político
que se publicaba en Ovaciones, en la
segunda edición. La escribí aproximadamente 10 años, tiempo que permanecí en
ese diario como columnista. Luis Enrique Mercado me invita a fundar junto con
otros compañeros El Economista, ahí
nace Índice político que iba a ser la
única columna política de ese diario en medio de las columnas financieras y de
los índices financieros, yo pensé que el nombre de Índice Político era un título indicado.
De El
Economista, su aventura continúa en El
Sol de México, de Mario Vázquez Raña y después en El Universal, de Ealy Ortiz, como columnista.
Siendo
columnista Francisco Rodríguez ha visto de todo, y no han sido pocas las veces
que su quehacer lo ha metido en dificultades. La periodista Isabel Arvide
cuenta que don Paco, como lo llaman sus radioescuchas, “En tanto tiempo de
escribir, sí tuvo una confrontación mucho más peligrosa, especialmente por el
uso indiscriminado e inmoral del poder que se hace en la oficina, con el
Secretario de la Defensa Nacional que no pasó a mayores en la época del PRI”.
Pero en 2002 el columnista fue demandado por el entonces presidente de Acción
Nacional, Luis Felipe Bravo Mena, y se las tuvo que ver en los juzgados ante el
poderosísimo bufete de Lozano Gracia y Fernández de Ceballos. El columnista recuerda
sobre ésos días:
En torno sobre
la libertad de prensa y de la que se habla mucho a partir del 2000 como parte
aguas, eso es una falacia. Es la más grande que tenemos en el medio
periodístico porque –y cito a Sartre, que decía con respecto a la segunda
guerra mundial, yo, diría con respecto al priiato, con respecto al panato-,
“éramos más libres cuando estábamos encadenados”.
Y abunda:
Personalmente
realicé más críticas al presidencialismo mexicano con José López Portillo –que
fue el primer presidente al que me toca ya como diarista tener como objetivo de
crítica- que ahora con las críticas que he realizado a Felipe Calderón o con
Vicente Fox en su momento. Cuando uno criticaba al presidencialismo
lopezportillista o salinista o zedillista nunca tuve represalias personales. En
cambio apenas inició el sexenio de Fox, sobre mí se vinieron auditorias
fiscales, demandas penales, amenazas nada veladas y despidos de medios de
comunicación y una especie de estar fichado para que ningún medio de los
llamados nacionales me contrate. Eso de la libertad después de la transición
política es una falacia. Lo vemos, los colegas son muy libres ahora para aplaudir
a la administración actual y para criticar a los que están enemistados con la
administración federal, esa es la libertad de la que ahora gozan.
No es lo único que Francisco Rodríguez
ha tenido que sortear en su trayectoria periodística, en noviembre de 1982
–cuenta Raymundo Riva Palacio en su libro-, “es dado a conocer el expediente de
acusatorio contra Miguel Lerma Candelaria, en dónde se involucra a personajes
de la política, liga justicia y el periodismo oficial de más de un año. Algunos
periodistas que aparecieron en la lista son: Francisco Rodríguez, Manuel Mejido
y Juan Bustillos (director de Impacto). El periodista Julio Scherer García, da
una versión de esto en su libro El poder,
historias de familia.
Sobre Miguel Lerma Candelaria y
éstos hechos, en el libro Prensa Vendida
de Rodríguez Castañeda, se lee: “Desde hacía tiempo, era público que Lerma
Candelaria había aprovechado su cargo de subdirector del Banco de Crédito Rural
para cometer un multimillonario fraude, canalizando el dinero de ésta
institución financiera para beneficiar a un amplio grupo de periodistas y
funcionarios gubernamentales, a quiénes regaló departamentos, casas, viajes,
joyas y cantidades en efectivo”.
Don Paco, expone sobre este asunto:
Los “sobornos”
fueron un préstamo de 250 mil pesos, que liquidé en el plazo de un año. Y una
camioneta Ford, puesta a mi nombre, pero que en realidad fue un regalo de Lerma
a Juan Bustillos. Lo demás son historias inventadas.
El periodista Francisco Rodríguez también
ha incursionado en programas de radio y de televisión. Del año 2003 al 2008
mantuvo un programa al aire en Radio Capital. Durante este tiempo, el
columnista fue muy crítico a los gobiernos panistas, además, abrió sus
micrófonos al dos veces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador y a
su movimiento en contra de lo que él llamó “Fraudes electorales”. Francisco
Rodríguez se ganó el cariño de quienes concordaban con las ideas del
tabasqueño.
En septiembre de
2008, el periodista Álvaro Cepeda Neri escribió en su columna en la revista Contralínea que: “Se acumulan ya los
agravios (…) y los ataques de la burocracia panista-calderonista contra las
libertades de prensa, en la radio y la prensa escrita, mediante
amenazas-chantajes a los concesionarios, y presiones a los editores. (…) Están
a la orden del día las inquisiciones administrativas, de la pinza (Juan Camilo)
Mouriño-Cortázar (Maximiliano), mediante la manipulación de la publicidad
oficial –del ‘no te pago para que me ataques’ al ‘te pago para que no me
critiques’– y que es la manera calderonista para aislar a quienes, con el
periodismo oral y escrito, se atreven a investigar e informar veraz y
contrastadamente, y a hacer análisis y crítica. Ahora Mouriño, el contratista
de Petróleos Mexicanos (exhibido documentalmente en Contralínea y Proceso),
por medio de la subsecretaria de medios Irma Pía, gestiona, con la clásica
amenaza velada de retirar la publicidad oficial y hasta llegado el momento la
concesión de Radio Capital, la cancelación del programa radiofónico, de
información y opiniones (con micrófono abierto para la libertad de expresión de
los radioescuchas), que dirigía Francisco Rodríguez. Llevaba éste cuatro años
al aire. (…) Mouriño hizo uso de sus caprichos para abusar del poder y ordenó
la cancelación del programa radiofónico de Francisco Rodríguez. Este periodista
ejercía sus derechos constitucionales, pero Mouriño-Pía dejaron caer la
guillotina de la censura vía inquisición administrativa. Y salió del aire
radiofónico el programa Índice político. Los calderonistas, como en el caso de
su fallida contrarreforma petrolera, le sacan la vuelta a la Constitución para
sus ataques a la prensa que es contrapoder”.
Sobre esto, don Paco narra:
Radio Capital me
deja. La versión que me da el concesionario fue esta: me había pedido que no
criticara al señor Juan Camilo Mouriño, en ese entonces secretario de
Gobernación, y yo respete ese acuerdo. Cuando se produce una información del
IFAI en donde se habla del número de contratos que mantenía su familia y él
mismo con Pemex yo di la información tal y como venía en el boletín y eso bastó
para que me pidieran mi renuncia, ante la desobediencia de no criticar a
Mouriño, que no era ni critica sino una información de boletín. Entonces el
concesionario me pidió esa tarde que ya no transmitiera mi programa.
A partir de 2006, nace Índice Político
Tv, que son vídeocolumnas de Francisco Rodríguez que se transmiten en los
espacios de Tv Azteca, de Ricardo Salinas Pliego, principalmente en la señal de
Proyecto 40, antes CNI.
A la señal de
Proyecto 40 fue invitado Francisco Rodríguez por el “propietario de la
concesión”, Ricardo Salinas Pliego. El columnista explica:
Con Ricardo
Salinas Pliego había tenido un acercamiento cuando yo publicaba en El Universal que fue una época en la que
destape varios asuntos que estaban ahí muy ocultos y que se convirtieron en
escándalos. Ricardo me invito a realizar un programa de televisión en donde
también destapara asuntos escandalosos. Nunca se concretó nada por circunstancias
ajenas, entre ellas, mi despido de El
Universal por órdenes de Vicente Fox y yo creo que Salinas no se quiso
arriesgar. Cuando arranca Proyecto 40 me llama y me dice: “oye creo que podemos
hacer televisión juntos, ¿qué te parece? vamos a hacerla” y así fue.
Proyecto 40 emergía, pero nacía de lo
que fue un “despojo” o “un robo” de la señal “a mano armada de la peor manera
gánsteril”, según palabras de Ciro Gómez Leyva. En ésos momentos, Francisco
Rodríguez escribió sobre la muy particular forma en que Ricardo Salinas Pliego
se hizo del Canal 40, lo que se conoció como el “chiquihuitazo”, éste hecho lo
condenó en sus columnas en donde fue muy crítico, pero en éstos momentos
trabaja con el empresario regiomontano. El columnista aclara:
Desde luego fue
un error. Nunca debieron haber tomado unas instalaciones así como lo hicieron
pues porque en México prevalece el Estado de Derecho. En lo personal creo que a
Ricardo le asiste toda la razón en haber obtenido la concesión que estaba en
prenda debido a un préstamo de 25 millones de dólares que el señor Moreno Valle
nunca quiso pagar. Luego Moreno Valle se hizo la víctima y como en este país es
muy rentable hacerse la víctima pues ahí sigue todavía como tal. Es un bandido.
Yo tengo noticias de él en todos los sentidos y el señor es un bandido.
Para Rodríguez está claro en lo que
refiere a Salinas Pliego y el Chiquihuitazo, pues explica que “ladrón que roba
a ladrón…” y traza una opinión sobre el empresario de Monterrey también:
Salinas Pliego
es un empresario arriesgado. Ha construido todo un imperio financiero, de
telecomunicaciones que por supuesto lo hizo como lo hace cualquier empresario
en México, con apoyos gubernamentales en algún momento pero también enfrentando
al gobierno. Es un empresario como debería haber más en México.
Actualmente Índice Político Tv se ve en
las señales de Tv Azteca, Francisco Rodríguez tiene un espacio en radio en el
programa de Lilia Arellano tres veces por semana. Y su columna se puede leer en
varios estados de la República.
Algunos
puntos de vista III
Para
usted, ¿Cuál es el problema del periodismo en México?
El problema del periodismo en México es
que no se hace periodismo para la gente sino para los políticos. Los
periódicos, las revistas son un reflejo de lo que sucede en la política misma:
los políticos hablan de los problemas de los políticos no de los problemas de
la gente. Si tú observas el discurso de los políticos estadunidenses es
totalmente diferente del de los mexicanos, un ejemplo, los informes de gobierno
de Barack Obama. En todos ellos se habla de los problemas de la sociedad, no de
la política. Tú lee cualquier texto de cualquier político mexicano, se habla
del problema de las alianzas, de las reformas políticas, de las prerrogativas,
etc.
¿Qué
le propone a los telespectadores, a los radioescuchas con su periodismo? ¿Qué
le propone a “el periodismo” como periodista?
Intento introducir temas que antes no
eran tratados en los medios electrónicos, no es fácil, hay que negociar mucho
con los encargados de la sección editorial primero y luego a veces me ha tocado
que he tenido que negociar más arriba todavía.
¿Cuál
es la diferencia de Índice político tv a otras opciones?
Mucho menos de lo que ofrecen algunos
colegas, por ejemplo, para empezar en tiempos, Raymundo Riva Palacio tiene
mucho más tiempo del que yo tengo, en menos de tres minutos yo tengo que
sintetizar una información que Riva Palacio o Fernández Menéndez tienen
espacios mucho más grandes para hacerlo. Esa es mi primera limitación. La
segunda, hay que ser mucho más cuidadoso. Si cuando uno trabaja en un diario
hay que ser cuidadoso ya que los editores tienen convenios con dependencias y
en el caso de los medios electrónicos todavía es más difícil porque la
concesión depende del poder público, se criticaba mucho al PRI, en su momento,
de que tenía controlada a la prensa porque a través de Pipsa se les daba o no
papel. Ahora la censura es mayor, porque la concesión depende del gobierno y
son los medios electrónicos en donde la gente se informa cotidianamente. Es
mucho más riesgosa la censura y el control que ejerce el gobierno sobre estas.
Del
periodismo escrito al electrónico, ahora todo periodista es multimedia. Los que
estaban en prensa escrita ya están en la televisión, radio e internet y esto a
su vez les hace ganar presencia pero si están en tantos lados, a todas horas,
uno se pregunta: ¿a qué hora reportean?
Es una forma de cooptación, es cierto.
Muchas veces el trabajo de la televisión se condiciona al trabajo periodístico
impreso. La aspiración –legítima- de un buen comunicador es ser multimedia,
esto es estar en prensa escrita, en radio, televisión e internet, sobre todo en
esta época, pero hay que tener cuidado de que una cosa no condicione la otra.
Hay colegas que están todo el día en todos lados. En la mañana uno se despierta
con sus textos, y enciende la tv y ahí están, por la tarde en radio, en la
noche en sus informativos, y luego en internet, en fin, se ve la falta de
tiempo para reportear, disminuye el trabajo periodístico y la calidad.
Y
el caso contrario, es decir, los que estaban en televisión ahora están en la
prensa escrita y desde ahí se ve que el oficio de escribir, de tratar la
noticia desde el papel es distinto a los formatos y herramientas que ofrece la
televisión. ¿No lo ve así?
Es lo mismo, ser multimedia. Aunque se
ven muchas más limitaciones de quienes pasan de lo electrónico a lo impreso,
escribir es distinto, tiene otros tiempos y otros ritmos. Escribir implica
mucho más reflexión y capacidad de análisis, un uso del lenguaje porque es un
testimonio que queda impreso, que simplemente hablar como tarabilla, hay muchas
limitaciones.
Usted
es considerado un periodista cercano al movimiento de Andrés Manuel López
Obrador. Simpatizó con su movimiento…
Si, fue una reacción a lo que considero
todavía como un fraude electoral mayúsculo. Mi reacción fue más que nada por el
fraude electoral.
¿Por
qué sigo sintiendo que como lector, radioescucha o espectador, ustedes, los
periodistas de su generación, nos deben tanto, es decir, reportajes, historias
no veladas, trabajo periodístico, las grandes historias que no nos han contado?
Te repito, somos ágrafos. Tengo una
novela que llevo escribiendo desde hace diez años y según las circunstancias la
voy posponiendo. El trabajo periodístico te consume todo el día. Escribo
alrededor de 3000 caracteres todos los días pero esos 3000 me consumen las 24
horas, en la revisión de la información, corrección, reporteo, etc, me consume
todo el día y te deja muy poco para producir.
¿Qué
piensa del periodismo militante?
Respetable. He de decir que el
periodismo militante es el más sectario de todos pues solamente sus razones son
las válidas.
Manejo
la hipótesis de que los intelectuales y académicos poco a poco se apropiaron de
los medios de comunicación, los hicieron a su imagen y luego abrieron los
espacios para que los políticos hicieran una especie de ideario. El mundo al
revés.
Sí, de alguna manera es cierto. Eso
sucede durante el mandato de Miguel de la Madrid cuando los políticos comienzan
a escribir en las editoriales de los diarios. A varios les dije que ahora que
ellos tomaban nuestros espacios que nos dieran chance a nosotros de tomar
decisiones en sus dependencias. Creo que no está bien que los políticos ocupen
espacios en los medios de comunicación. Como tampoco estaría bien que los
profesionales de la comunicación tomáramos decisiones políticas.
¿Y a los académicos e intelectuales?
Hay que tener espacios para ellos, de
hecho los tienen y los han tenido. No todos los espacios como actualmente está.
Un problema de la clase política mexicana es que es ágrafa, no escribe. En
cualquier otro país, sobre todo en Europa, cualquier político que ha ocupado un
escaño por humilde que sea éste, pues, el político escribe sus memorias o dan a
conocer lo que sucedió en el país mientras ellos vivieron en el centro de la
política misma. En México los políticos no escriben, por ejemplo, a mí me
hubiera gustado saber que sucedió o como fue la presidencia de Carlos Sansores
en el PRI. No tenemos ningún conocimiento de cómo fueron esas épocas. Nada.
Actualmente tampoco, no existen las autobiografías de los políticos. Otro
ejemplo, Cesar Nava, ¿qué hizo? ¿qué no? ¿por qué? ¿cuándo? ¿por qué esa
política de escándalos para ocultar los propios? No nos enteramos de nada. Y el
que escriban en los medios de vez en cuando pues te da una idea de lo que está
sucediendo en cuestión mediática.
¿Qué
es lo que hace ahora Francisco Rodríguez?
Continuar con el vistazo diario a la
realidad mexicana. Terminar mi novela El hijo de Marilyn Monroe. Algún trabajo
más serio. Incursionar en los massmedia, estoy en un programa en la televisión
veracruzana. Intento hacer una columna política en la televisión. Chismecitos
rápidos, tres o cuatro chismecitos todos los días, columna a manera de
introducción para poder llegar a hacer una cosa más elaborada posteriormente.
¿Quién comió con quién, por qué, etc.? De este tipo de información, como está
la campaña de fulanito, en fin.
¿Voltea
a ver otros formatos noticiosos: CNN, El Clarin, BBC, etc.?
No. El formato de Carmen Aristegüi en
las noches en CNN es muy interesante pero es pesado, sobre todo porque tienes
otras ofertas en la televisión en ese momento. Milenio televisión ha venido a
trastocar un poquito lo que veníamos haciendo. Milenio tv es un periodismo
interesante, propositivo, aunque no es lo mismo que hacen en el diario.
¿Cómo
describiría a los siguientes personajes periodísticos?:
Julio
Scherer:
Marco un hito en el periodismo mexicano en el Excélsior de las décadas de los sesenta y setenta. Intentó
repetirlo en Proceso pero no lo logró
porque México no es un país de lectores. Su revista con muchos altibajos, da
campanazos de vez en cuando. Él por supuesto sigue dirigiendo la revista tras
bambalinas pero casualmente. En congruencia yo creo que al maestro Scherer le
falló. Tengo un amigo que dice que los periodistas dejamos de serlo cuando
nuestros hijos crecen y creo que fue el caso de Julio Scherer.
José
Pagés Llergo:
Fue un maestro en su época, desafió a los gobiernos de Miguel Alemán y de
Adolfo Ruiz Cortines pero a fin de cuentas terminó en la misma situación que el
maestro Julio Scherer, dejo de ser periodista cuando sus hijos crecieron.
Manuel
Buendía:
El cliché. El mártir del periodismo. Innovo la columna política. Gran investigador,
gran periodista, un caso irrepetible. No hay otro Manuel Buendía en este
momento y no se ve en los horizontes.
Miguel
Ángel Granados Chapa:
Mi maestro, modelo a seguir, con debilidades humanas. La del protagonismo y su
filiación partidaria incluso como candidato a gobernador del PRD en Hidalgo que
le resto puntos en un sector importante de la sociedad. Pero mi maestro sin
duda alguna.
Jacobo
Zabludowsky:
Cruzó el Jordán. Hoy ejerce el periodismo y demuestra que se puede ser
periodista sin pertenecer a ninguna empresa. Gran periodista que demuestra
tener trayectoria propia.
Raymundo
Riva Palacio:
Un gran colega, amigo, investigador. Sus columnas son profundas con espléndidos
contactos sobre todo en el área de seguridad.
Carlos
Ramírez:
Mi compadre, tuvo su momento de brillo, fue referente. Hoy, por alguna
circunstancia su trabajo se ha diluido.
Carlos
Marín:
Me guardo mis opiniones sobre Marín y su trabajo.
Carlos
Payan:
Innovador del periodismo, sobre todo cuando trabajamos en ese Unomásuno que todos recordamos y que
lamentablemente por otras cuestiones se perdió, lo intentó repetir en La Jornada pero falló.
Manuel
Becerra Acosta hijo:
Gran periodista en su momento pero con demasiados compromisos con el poder.
Carmen
Lira:
Sectaria. Periodismo militante.
Juan
Francisco Ealy Ortiz:
Empresario de la comunicación que ya no está en sus mejores momentos.
Pablo
Hiriart Lebert:
Hace rato hablábamos de los periódicos y periodistas que son arietes de los
políticos, Pablo es un gran ejemplo de esto, ariete del salinismo.
*Fotografía tomado de elheraldoslp.com.mx
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