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El poderoso Mario Vázquez Raña
Abraham Gorostieta
La vida del empresario de medios mexicanos, Mario Vázquez
Raña bien podría dar para un guión cinematográfico: un migrante español que
llega a México mientras en Europa termina la Segunda Guerra Mundial, y que
logra hacerse a si mismo un presente lleno de riqueza, lujo y gloria. Un hombre
que se entrevistó con los personajes más notables del mundo. Hizo un imperio de
las imprentas y la prensa. Hombre poderoso durante décadas. Cercano,
cercanísimo al poder político amasó una enorme fortuna que durante sus últimos
años mantuvo un perfil bajo más no discreto. Sus mejores tiempos habían pasado,
lo sabía él.
El empresario, oriundo de Avión, en
Ourense, España, se perpetuó por más de cuarenta años al frente de un exitoso
conglomerado de medios. Aprovechó sus talentos deportivos y como nadie les sacó
jugo. Hábil, talentoso y sagaz para los negocios los supo combinar muy bien con
la gloria deportiva y la amistad cercana que tiene todo dueño de periódicos con
gente empoderada. Para querer entender la Historia de la Prensa Mexicana del
siglo XX es necesario echarle un vistazo a la biografía de este prototipo de
empresario exitoso, mezcla de cacique y magnate.
El empresario amasó su fortuna a
través del poder político, amigo de presidentes en función multiplicó los diarios
de su propiedad como si fuesen panes.
El historiador Carl Carlyle creía
que “la Historia del mundo es la biografía de los grandes hombres”, también
creía que la Historia es una especie de Biblia que los “hombres deben descifrar
y escribir, en la que también los escriben”. Durante siglo y medio diversas
teorías y nuevas posturas han caído en forma de crítica sobre la afirmación del
historiador escocés. Pero no es del todo sensato desestimar tal afirmación.
Otro historiador, Enrique Krauze, sostiene que “hay historias y países que se
ajustan a lo que formula Carlyle, y les queda como un traje a la medida. Uno de
esos países, tal vez el más carlyleano de todos, es México”, sostiene el
historiador.
Así, la biografía de Mario Vázquez
Raña, su paso por la historia queda marcado por su hambre de riqueza, poder y
éxito, común a todos los humanos, pero lo peculiar de este hombre es que supo
estar en el lugar indicado, en el momento indicado, a la hora necesaria.
Una
epopeya exitosa
El impacto de la Primera Gran Guerra sobre España implicó
una insólita prosperidad económica, aunque tuvo su contrapartida en el
recrudecimiento del problema social encarnado en una verdadera lucha abierta
entre patronos y obreros. La inestabilidad política y los tropiezos gubernamentales
tuvo como consecuencia el golpe de estado del general Primo de Rivera. Las
primeras consecuencias de la crisis económica mundial debilitaron seriamente a
la Dictadura. Primo de Rivera, considerándose desasistido por el estamento
militar que le había apoyado para llegar al poder, presentó su renuncia al Rey
y éste intentó restaurar la legalidad constitucional en tanto se experimentaba
una enorme crecida de los sectores republicanos y socialistas quien en 1931,
huyendo el Rey del país instalaron un gobierno provisional republicano.
Avión
es un municipio de Ourense, España. Una tierra aislada entre montañas donde
vivía don Venancio Vázquez Álvarez, patriarca de la familia Vázquez Raña.
Matarife de oficio, don Venancio tenía una verdadera devoción por la poesía y
la literatura. Lector aficionado de Gustavo Adolfo Becquer y Benito Pérez
Galdós, también de Leopoldo Alas pero su verdadera pasión eran las lecturas de
Unamuno, de Antonio y Manuel Machado, Azorín, Baroja y Valle-Inclán.
La
crisis económica y social por las que atravesaba España no auguraba un futuro
seguro. Don Venancio pensaba esto, recién casado, joven y con muchos deseos de
triunfar decidió emigrar, así que pidió un préstamo a un vecino y se hizo a la
mar. Su primer destino fue Venezuela y
ahí permaneció varios meses en compañía de su mujer, ambos tenían puesta la
mirada en esa promesa de nación llamada México.
Llegaron a México en los primeros
meses de 1929 pero curiosamente no llegaron a la Ciudad de México, sino que
decidieron instalarse en Chihuahua, dónde don Venancio consiguió trabajo como
obrero en las minas. Entre 1929 y 1935 nacieron los primeros cuatro hijos de
don Venancio: Aurelio, Apolinar, Mario y Sara. El patriarca de la familia
estaba decidido a labrarse un mejor futuro. Trabajando muy duro, doblando
turnos comenzó a ahorrar sin saber aún para qué.
Pero el presente no le pintaba bien
a la Familia Vázquez, la madre de Mario enfermó y don Venancio envió a su
esposa e hijos de nuevo a Galicia, meses antes de que estallara la Guerra Civil
Española. Así, la familia fue separada por unos años, madre e hijos
permanecieron en España. El padre, decidido a triplicar esfuerzos se dedicó a
trabajar y solo a eso.
Los emigrantes se abrían paso en
México a través de su esfuerzo y sudor. La mayoría de los emigrantes gallegos
iniciaban sus negocios como “vendecuadros”, que era como se les llamaba
comúnmente a los vendedores ambulantes que cargaban sobre sus espaldas láminas enmarcadas
de uso decorativo y que se trasladaban por las calles de la capital. La mayoría
conseguían establecerse con un pequeño negocio por lo general en el centro de
la ciudad, casi siempre dedicado a la venta de muebles.
Don Venancio Vázquez llego a la
capital mexicana en 1937 tras años muy duros de arduo trabajo como minero. En
la ciudad de México don Venancio fue vendecuadros y ya en 1940 logró abrir una
modesta mueblería que vendía casi todo a crédito, hasta el punto que el crédito
terminaría por convertirse en la base principal del negocio.
Ya instalado don Venancio en la
capital del país y con un nuevo y modesto negocio pudo ver el futuro
prometedor. Eran los gloriosos cuarentas. Diego Rivera y Frida Kalho se casaban
por segunda vez. Las medidas revolucionarias tomadas por el Tata Lázaro Cárdenas (reforma agraria,
fortalecimiento obrero, educación socialista y expropiación petrolera)
beneficiaban al pueblo y sumergían a México en la abundancia pero también
despertaban una activa oposición por parte de terratenientes, patrones,
clérigos y parte de la clase alta de las ciudades quien identificaban a
Cárdenas como un peligro comunista. Esto dio fuga de capitales, las inversiones
se contrajeron y sobretodo, se dio una fiebre especulativa de terrenos urbanos
que aumentaban su precio de la noche a la mañana. En la ciudad de México se
veían circular los lujosos autos importados como los Packards, Lincolns y
Cadillacs.
En 1940 el país tenía 19 millones
600 mil habitantes, repartidos, fundamentalmente, en el campo y las ciudades
del interior. Pero la ciudad de México era el centro de la vida nacional.
Comenzaba a despuntar una tendencia cosmopolita, atrás quedaba la corriente
mexicanista: las mujeres cultas colgaban los rebozos y los vestidos de tehuanas
y dejaban de usar los chongos, lo cual significó el triunfo rotundo de los
intelectuales como Alfonso Reyes y Los Contemporáneos que pasaron de la
“oposición” al pleno poder en la llamada República de las Letras. Atrás quedaba
el muralismo con todo y Siqueiros, Rivera u Orozco y tomaba fuerza Rufino
Tamayo, Juan Soriano, Carlos Mérida y Pedro Coronel. En este mismo 1940 Malcolm
Lowry abandonó el país en franca banca rota sin saber que ocho años después
regresaría y le iría peor, eso sí, ya llevaba buena parte escrita de su novela Bajo el volcán. Y ya el joven José
Revueltas escribía su primera obra Los
muros de agua. En la revista Taller
aparecían los ensayos y poemas de los jóvenes Efraín Huerta y Octavio Paz.
Con los ahorros de su trabajo, don
Venancio Vázquez montó su negocio: una tienda de muebles para el hogar, con la
bonanza de la década y con mucho esfuerzo propio, el patriarca se hizo también
de un pequeño almacén en un barrio marginal de la capital. Así, de forma paulatina,
el retorno de la familia del viejo continente se dio. La esposa de don Venancio
primero, luego sus hijos, Aurelio, Sara y Apolinar. Mario fue el último en
regresar, poco antes de 1950. Ya por entonces habían nacido Olegario y Abel.
Pero la infancia de Mario Vázquez
Raña había sido en Galicia, en Avión. Cuando partió hacia México, el joven
Mario tenía 13 años. No sabía expresarse en castellano, solo hablaba gallego.
Su niñez la vivió con sus abuelos maternos y su trabajo consistía en estar al
cuidado de vacas y de recolectar madera de los montes comunales de Avión.
Así, poco a poco la familia se fue
adaptando a su nueva vida. En su pequeño negocio, los hijos de don Venancio se
fueron forjando en carácter. Todos cooperaban en el negocio familiar. Los muchachos
y niños trabajaban desde pequeños, alternando su labor con la escuela. Al
comenzar la década de los cincuenta el futuro les sonreía a los Vázquez no sin
traerles tragedias: los dos hijos mayores de don Venancio murieron
prematuramente.
Durante el sexenio de Adolfo Ruiz
Cortines el pequeño local prosperó y fue creciendo hasta que ya en la década de
los setenta, Almacenes Vázquez alcanzó dimensiones notables y cambió su nombre
a Hermanos Vázquez.
Así fue como nació el Imperio de los
Vázquez Raña. De un changarrito muy modesto y del crédito a las familias que
aspiraban a la clase media. Del local comercial que se dedicaba a la venta de
muebles a crédito y que pronto logró hacerse de un almacén y que también llegó
a transformarse en una fábrica de hechura de muebles y que hoy en día es una
cadena de tiendas exitosa. En una entrevista concedida por el magnate Mario
Vázquez Raña al periodista Franjo Fernández Cid en noviembre de 1983 explica:
Todos mis hermanos -Aurelio,
Apolinar, Mario, Olegario, Abel y la única hembra, Sarita- comenzamos a
trabajar desde muy pequeños. Yo comencé a los 13 años, alternando con mis
estudios de primaria, ya que tenía la ventaja de tener el colegio al lado del
negocio.
El gran
salto: Empresario de periódicos
La inquietud de Mario Vázquez Raña por los diarios y la
prensa nace desde muy joven, a la edad
de 18 años fundó la revista, México en Guardia. La revista trata
sobre temas diversos de política. Este fue el punto de arranque de este
empresario mueblero adentrándose en el ámbito de los rotativos. Dueño de una
cadena de diarios, El Sol de México,
y de un diario muy popular La Prensa,
además de cadenas de radio. Sabiéndose
un hombre exitoso y de poder supo cultivar lazos de amistad con los más
destacados políticos tanto de México como del resto del continente americano.
En entrevista con el periodista Franjo Fernández, Vázquez Raña se dice
consciente de que “representa en su país a los medios de comunicación” y
agrega: “con los medios que representó sirvo al pueblo mexicano y a mí
Gobierno”.
Su nombre aparecía en la cabecera de
todos y cada uno de los diarios -como presidente y director general de OEM-. Él
mismo fue “reportero” y entrevistó a las más destacadas personalidades de la
política mexicana y de América, Europa y Asia. Sus entrevistas se publicaron
siempre a ocho columnas. Su trabajo “periodístico” ha sido recogido en el libro
Diálogo con la Historia y que hasta
ahora van tres volúmenes en donde el magnate conversó con 150 jefes de estado.
El despegue
de Mario Vázquez Raña es en el año de 1976, justo cuando el sexenio de su amigo
personal, Luis Echeverría concluía. La primera intención financiera del joven
Mario fue comprar una empresa de frigoríficos que pertenecía al Gobierno. Pero
el Gobierno le advirtió que no estaba en venta. Lo que sí estaba a la venta era
la cadena de Prensa El Sol de México, del coronel José García Valseca,
que por aquel entonces tan sólo tenía 26 diarios. “Y la acabamos comprando”,
comentó el magante al periodista Fernández Cid.
La presencia
de Luis Echeverría en la vida financiera de Mario Vázquez Raña ha estado
presente en los hechos y en rumores. En los hechos: cuando el empresario
mueblero adquirió la cadena de prensa El
Sol de México, el saliente vocero de presidencial, Fausto Zapata, aparecía
en el directorio de los diarios, incluso, cuando el secretario de Gobernación,
Mario Moya Palencia dejó su cargo, el magnate lo nombró director editorial de
todos los soles. En los rumores: en aquellos tiempos se decía que Luis
Echeverría, era socio de Vázquez Raña, además de amigo desde hacía muchos años.
En entrevista con Fernández Cid el
propio Mario explica: “Cuando Echeverría se enteró de que yo estaba algo
interesado en esta cadena de Prensa me invitó a conversar con él. Se limitó a
animarme para que la comprara, pero nada más. La compré y me dediqué a sanearla
y poco a poco la fuimos ampliando”, y agrega en la misma entrevista: “Tengo
intereses también en la televisión y la radio de diferentes estados mexicanos”.
En 1965 el coronel José García Valseca fundó El Sol de México que se
sumaba a la cadena periodística guiada por el mismo coronel desde 1941, fecha
en que aparece el periódico Esto,
primer diario rotográfico y en tabloide dedicado a la información
deportiva bajo el auspicio de Maximino Ávila Camacho. En el inicio de la
historia de El Sol de México, el diario mostró a través de sus páginas
escritas, ser conservador y sobretodo anticomunista.
En 1969, Mario Santaella, dueño de La Prensa enfrentaba conflictos laborales
en su diario. Entre varias cosas que los cooperativistas de La Prensa le
reprochaban era su cercana, cercanísima relación con el dueño de los Soles, José García Valseca a quien
definían como “un gángster del periodismo”. García Valseca era dueño en ese
momento de una cadena de 26 diarios convirtiéndose en la más importante de ésta
época, al grado que llego a tener más periódicos que el consorcio Hearts de
Estados Unidos.
Una estampa
que define al coronel García Valseca la escribe Carlos Monsiváis en su libro A ustedes les consta:
El coronel García Valseca, el
emperador del anticomunismo profesional, afirma en una fiesta de aniversario de
El Sol de Puebla: “Y para mi no tiene
precio la satisfacción de que en el sitio donde hace muchos años vendía
empanadas de vigilia, hoy venda empanadas de cultura”.
El periodista yucateco, también gobernador de su estado natal, Carlos Loret
de Mola murió en un accidente automovilístico en la carretera
Toluca-Zihuatanejo dejando un libro inédito sobre el coronel García Valseca, su
hijo Rafael Loret afirmó haber rescatado algunas cuartillas originales del
libro Mi Coronel. La revista Proceso dio a conocer algunas de ellas en
la que destacan ciertos párrafos:
Ha llegado a bordo de una limosina negra, más larga que la cuaresma. Junto
al chofer viaja un ayudante, Manuel Vázquez, de ostentosa pistola. Otra 45 descansa sobre el brazo del asiento trasero
derecho del vehículo; y al cinto, mal disimula un revólver 38 corto. En verdad
no corre peligro; pero es de esos hombres que fueron a la revolución y que han
adquirido relieve social y político significativos…
Los hilos de todos los periódicos
y de las oficinas centrales capitalinas estaban en sus celosas manos. A nadie,
nunca, le confió la totalidad de sus secretos. Quiénes les servíamos estábamos
enterados de un área o de varias. Jamás del panorama general. En medio de un
aparente caos, aquellos negocios progresaban. La prueba era el auge de su
condición de magnate, y el equilibrio económico de las empresas, basado en un
control estricto de los gastos. En cuanto uno de los periódicos comenzaba a
producir, el Coronel se encargaba de girar documentos bancarios cuantiosos, mes
a mes, contra su administración local, para cobrarle el servicio, renta de
locales y maquinarias, y hasta honorarios de dirigentes nacionales de la
empresa. La publicidad generada en el Distrito Federal para los diarios de
provincia se quedaba, con uno u otro pretexto, en la caja de Bucareli 18, de
dónde jamás salió a su lugar de generación…
El Coronel era un hombre del
sistema político vigente en México. Un representativo de toda una generación de
revolucionarios, presidencialista a fondo, leal al Ejército, criticón de los
ministros, enemigo del ejido, fiel en el culto cívico a Calles y a Miguel
Alemán, quien le profesó cordial y sincera admiración y auténtica amistad; pero
como muchos de éstos hombres revolucionarios, admitía en una fracción de su
espíritu cierta postura admirativa para algunos hombres de derecha, dictadores
como modelos de la necesaria autoridad. Era autoritario y autoritarista.
A finales de 1973, el coronel García Valseca, manifestó su deseo de vender
la cadena periodística que finalmente quedo en manos del gobierno, aunque
figuraba el mismo coronel como director. El investigador Jacinto R. Munguía en
el libro La otra guerra secreta documenta la historia. El investigador
cuenta que García Valseca perdió sus diarios debido a las deudas adquiridas con
el gobierno. El entonces presidente Luis Echeverría no perdonó las deudas y
ordenó intervenir a través de la Sociedad Mexicana de Crédito (Somex) para
quedarse con la cadena de diarios. En 1974 los diarios estaban bajo el control
de un fideicomiso en el cual el gobierno era el socio mayoritario. Como
agradecimiento y reconocimiento, el gobierno dejaría como presidente y director
de los diarios al coronel García Valseca, aunque no por mucho tiempo.
A finales de ese mismo año, un grupo de inversionistas adquiriría la
empresa. El grupo estaba formado por Mario Vázquez Raña como socio mayoritario
–así como sus hermanos Olegario y Abel-, Juan Francisco Ealy Ortiz como
presidente del Consejo de Administración, Fausto Zapata Loredo –encargado de
comunicación social de la presidencia de Echeverría- y Francisco Javier Alejo,
quienes junto con Mario Moya Palencia habían formado parte del gobierno de Luis
Echeverría. Así, la cadena de diarios del coronel cambiaría de nombre y se
llamaría Organización Editorial Mexicana. Munguía nos recuerda que “la
operación de venta ocurrió en secreto, sin concurso público alguno”.
Entonces fue nombrado el periodista Benjamín Wong Castañeda como director
general, pero el gusto no le duro mucho pues al dejar la secretaría de
Gobernación, Mario Moya Palencia, gran amigo de Mario Vázquez Raña, fue
nombrado como director general de toda la cadena de Organización Editorial
Mexicana en marzo de 1977. La noticia apareció en primera plana en El Sol de
México. Benjamín Wong renunciaba irrevocablemente “por así convenir a sus
intereses personales”. También, en esos mismos días el diario informaba que el
empresario Juan Francisco Ealy Ortiz dejaba la presidencia del Consejo de
Administración para “dedicarse exclusivamente a El Universal”. Jacinto
R. Munguía apunta que al mes del nombramiento de Moya Palencia como director
general, un grupo de colaboradores renunció a las páginas editoriales del
diario pues “en menos de dos meses de gestión de Moya Palencia fueron
censurados o suprimidos unos cincuenta artículos entregados para su
publicación” en El Sol de México.
En
marzo de 2007, el periodista Jorge Fernández Menéndez, en su libro, Nadie supo nada, habla sobre el pleito
que existía entre el presidente Echeverría y el empresario regiomontano Eugenio
Garza Sada. Un pleito casi ideológico que era aderezado tras “la renuncia
obligada” de Alfonso Martínez Domínguez, entonces regente del Distrito Federal,
nuevoleonés de origen, después de la represión estudiantil del llamado Jueves
de Corpus; la expulsión de la orden jesuita instalada en Monterrey en la
pastoral ética del Tecnológico de Monterrey, por don Eugenio Garza Sada tras la
única huelga que paralizó en su historia a la institución, dicha orden muy
cercana al arzobispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo, el “Obispo Rojo”,
quien también apadrinó desde la Teología de la Liberación, al Frente Auténtico
del Trabajo (FAT), que amenazaba al sindicalismo blanco de Monterrey lo cual
desató una huelga en las empresas Cinsa y Cifunsa; y la imposición de Pedro
Zorrilla Martínez, oriundo de Tamaulipas, como gobernador de Nuevo León.
Jorge
Fernández nos recuerda que fue bajo la gestión de Zorrilla Martínez cuando se
dieron las invasiones de tierras urbanas y las “huelgas locas”. Además, se
crearon las condiciones para que floreciera en Monterrey una poderosa célula de
la Liga 23 de Septiembre que terminó asesinando al empresario regiomontano.
Sumado
a esto, se da el quiebre del periódico El
Norte en donde don Alejandro Junco sale y se quedan sus dos hijos al frente
de diario. Todo esto junto, eran las razones del pleito entre Garza Sada y
Echeverría.
Amigo
de don Eugenio Garza Sada era el coronel García Valseca, quien buscó al
empresario y le informó que su poderosa cadena de diarios estaba a punto de ser
intervenida por el gobierno federal debido a sus adeudos millonarios con PIPSA.
Don Eugenio Garza Sada aprovecho la oportunidad para retar al presidente
“cercano al socialismo”. El empresario juntaría el dinero suficiente –apoyado
por el poderoso grupo Monterrey- para el rescate. A cambio, le pidió que le
cediera el control de los diarios y colocar al frente de esa cadena al
periodista Salvador Borrego.
Pronto
Echeverría se enteró del interés del Grupo Monterrey en la Cadena García
Valseca e hizo todo para que Mario Vázquez Raña quedara al frente de “Los
Soles”. Don Eugenio Garza Sada aceleró el pago y todo estuvo a horas de
consumarse. El atentado y asesinato en Monterrey, la mañana del 17 de
septiembre de 1973, realizado por una célula de la Liga Comunista 23 de
Septiembre, frenó el cierre de la operación. Todo esto, narrado en el libro Cómo García Valseca fundó y perdió 37
periódicos y cómo Eugenio Garza Sada trató de rescatarlos y perdió la vida,
del periodista Salvador Borrego.
Jorge
Fernández Menéndez en el libro Nadie Supo
Nada: La Verdadera Historia del Asesinato de Eugenio Garza Sada, también
rescata la historia, don Eugenio Garza Sada traía consigo ese día el cheque con
el que rescataría la Cadena García Valseca.
*****
Sí García Valseca no pudo adquirir La Prensa, Mario Vázquez Raña sí
lo hizo.
Durante los últimos años de la gestión del presidente Plutarco Elías
Calles, los miembros de la compañía de Rotograbado fundan el diario La
Prensa el 30 de agosto de 1928, el director general fue el periodista
español Miguel Ordorica, siete años después y tras un cierre temporal de cinco
meses los trabajadores decidieron echarlo andar pero esta vez como una
cooperativa. En 1959 trece cooperativistas fueron expulsados. El director
general gerente era Mario Santaella de la Cagija. Para entonces, el periodista
Manuel Buendía hacia gala de su virtuosismo y de lo aguda de su pluma, hecho
que molestó al gobierno quien aprovecho el descontento de los cooperativistas
expulsados para prolongar el conflicto que duro varios años más, hasta la
intervención del gobierno en 1961 a través de la Secretaría de Industria y
Comercio cuyo titular era Raúl Salinas Lozano quien “impuso” la línea que debía
seguir La Prensa. Así,
Mario Santaella de la Cagija encabezó el diario con mayor tiraje y lectores en
México. En 1992 el diario fue vendido a una sociedad anónima en 90 millones de
dólares. Según el investigador Jacinto R. Munguía a los cooperativistas y
trabajadores solo les habían repartido apenas unos dos millones de pesos.
En el mes de mayo de 1999, un grupo de ex cooperativistas de La Prensa entabló
una demanda judicial (SC 2003/98) contra el Grupo Santillana–perteneciente al
influyente grupo de medios español Prisa cuyo patriarca fue Jesús Polanco– por
haber adquirido mediante argucias ilegales la propiedad de ese periódico. Los
ex trabajadores argumentaron haber sido defraudados al desaparecer mediante
“triquiñuelas” a la Sociedad Cooperativa, es decir, a la razón social, que
amparaba a dicha publicación.
En 1993, el Grupo Santillana compró en 90 millones de dólares a Editora de
Periódicos S.C.L. el 49 por ciento de las acciones del diario La Prensa.
En esa transacción, el 51 por ciento de las acciones restantes estaban en poder
del ex presidente de los banqueros y ex dueño del Banco del Atlántico, Carlos
Abredop Dávila. Los ex trabajadores y cooperativistas no alcanzaron a
comprender nunca como fue que los editores de El País y el ex banquero
vendieron La Prensa a Mario Vázquez Raña en 60 millones de dólares tres
años después.
En distintas entrevistas que ha dado
el magnate de los medios impresos, Mario Vázquez Raña, ha dicho que sólo “por
casualidad” es dueño de una de las cadenas periodísticas más grandes del mundo,
es más, ha declarado que para él “el periodismo es un hobby”.
El empresario mucho antes de
adquirir La Prensa, decidió separarse
de forma amistosa de la sociedad que
mantenía con sus hermanos y establecer su propia empresa editorial, tras la
compra de los periódicos de la Cadena Sol. Su hermano Apolinar continúa siendo
socio en los negocios liderados por Olegario, mientras que Abel vendió sus
acciones a sus hermanos y formó el entonces Grupo K2, dedicado, entre otras
actividades, al mantenimiento de líneas e instalaciones telefónicas, y que
también controla las firmas Muebles Briones, Tubos Briones y Briomica.
En 1986, Mario Vázquez Raña compró la agencia de noticias United Press
International (UPI), una de las cinco grandes agencias de noticias
internacionales. La empresa estaba en bancarrota por una deuda de 41 millones
de dólares y la operación de sus salvamento se realizaba bajo supervisión del
gobierno estadunidense. Vázquez Raña ofreció absorber la deuda e invertir otros
20 millones de dólares en capital de trabajo. En un cable transmitido por la
UPI y publicado íntegramente por El Sol
de México dio cuenta de esto. En el cable se da cuenta de que la OEM
“consta de 71 diarios con un tiraje global de 2.1 millones de ejemplares”.
El hecho atrajo la mirada del diario estadunidense The New York Times que se entrevistó inmediatamente con el magnate.
En la entrevista, Mario Vázquez Raña explica que el dinero para comprar la UPI
no provenía de sus ganancias de la OEM sino de los cerca de 60 millones de
dólares que obtuvo al vender a sus hermanos Olegario y Apolinar las acciones
que le pertenecían dentro de la empresa mueblera Hermanos Vázquez.
En ese entonces, la UPI calculaba la fortuna personal del magnate en mil
millones de dólares. El diario Washington
Times buscó a su vez al empresario que aprovecho el foro para marcar una
distancia que ya le molestaba:
-
Cuando Luis Echeverría llegó a la
Presidencia, no me hizo ningún favor. Al contrario, yo le hice favores, muchos
favores…
-
Se le acusa de haber comprado la
cadena El Sol por encargo personal de
Echeverría. (Pregunta del diario)
-
Eso es mentira. El gobierno aceptó
mi oferta porque yo garanticé que pagaría todo el dinero que se debía. Luis
Echeverría es mi amigo. No es uno de mis amigos más íntimos. Mi amigo más
íntimo es el actual presidente Miguel de la Madrid. Pero Echeverría fue mi
amigo y sigue siendo mi amigo… En los últimos diez años, mis periódicos no han
mencionado el nombre de Luis Echeverría más de diez veces. Echeverría no ha
tenido nunca ninguna participación aquí, ni siquiera de opinión… Mi primer
error fue dar mano libre a Fausto Zapata para dirigir el lado editorial del
periódico. Ese error dio lugar al rumor de que yo era un mero prestanombres de
Echeverría… Cometí también el error de traer a mi amigo – que fue mi amigo, es
mi amigo y seguirá siendo mi amigo- Mario Moya Palencia como director general
de la OEM. Lo puse como director general porque yo no podía hacerlo todo. Pero
¿Qué pasa cuando entra Moya Palencia? Había sido secretario de Gobernación con
Echeverría. Así que la gente dijo: Echeverría es el que controla a Vázquez
Raña. Absoluta mentira.
Pero para Mario Vázquez Raña las cosas no iban bien en ese negocio. La
compra se complicaba en Estados Unidos. La UPI perdió algunos de sus más
importantes ejecutivos los cuales fueron cesados o renunciaron. También,
clientes importantes como The New York
Times, The Dallas Times Herald, The Denver Post, The Hartford Courant y el diario japonés Mainichi, entre otros dejaron de prescindir de los servicios
noticiosos de la agencia.
Malcolm Huges, editor ejecutivo de la UPI que renunció explicó en una entrevista
en el The New York Times: “Lo cierto
es que UPI ha sufrido serias cancelaciones por parte de sus periódicos
clientes. No sé si esto se debe a Vázquez Raña, a la calidad del servicio o a
problemas económicos”. En el libro Prensa
Vendida el periodista Rafael Rodríguez Castañeda abunda en la entrevista
con Huges:
El presidente de cualquier organización noticiosa tiene derecho de
consultar con el editor la política editorial, pero el editor es el que debe
decidir a quién contrata o a quién despide. Yo estoy seguro de que los dueños
del Time, por ejemplo, hacen sugerencias a sus editores, pero hasta ahí nomás.
Ningún editor es tan arrogante como para suponer que lo sabe todo. Yo no
hubiera tenido reparo en discutir la política editorial con el presidente
Milton Benjamin e inclusive con Vázquez Raña y participar así en todo proceso
de toma de decisiones, porque una vez que está tomada, a quien corresponde
ponerla en práctica, cómo y con quién, es el editor. No pudo ser así en mi caso
y por tanto renuncié en protesta por mis desacuerdos con Benjamin, que tiene
toda la confianza de Vázquez Raña.
Para ese entonces la riqueza en materia periodística de Mario Vázquez Raña
era de 70 diarios de la OEM, con una circulación global de 2.2 millones de
ejemplares y un consumo anual de 75 mil toneladas de papel. Además del 97 por
ciento del control de las acciones de la UPI, según informaba el propio magnate
en sus diarios y agregaba: “En catorce de los periódicos pierdo dinero. ¿Por
qué no los quitó? Porque a lo mejor con las ganancias de dos o tres cobró esa
pérdida. Tengo unos 24 señores periódicos”.
Pero la aventura de la UPI no le resulto al magnate mexicano
A finales del mes de enero de 1988 comenzó a circular el libro Down to the wire. UPI’s fight for suvirval
de los ex reporteros de la UPI Gregory Gordon y Ron Cohen en donde relatan el
fracaso de Vázquez Raña en esa aventura periodística:
Vázquez estaba empeñado en manejar UPI de la manera como había manejado su
imperio mexicano, donde presumía de haber despedido a mil gerentes y
centralizado el poder en un pequeño círculo. Ese tipo de medicina probó ser
peligroso para UPI. Primero, si seguía despidiendo más ejecutivos crearía aún
más confusión y descontrol en una compañía que necesitaba desesperadamente estabilidad.
Segundo, el simplista acercamiento de la mano dura nunca había solucionado nada
en la UPI, y menos lo haría ahora, cuando lo que necesitaba la UPI era volver a
crecer…
Resucitar a la UPI hubiera
desalentado aún a alguien con profundo conocimiento del periodismo
norteamericano. Mario Vázquez Raña encontró la tarea imposible. No podía leer
los periódicos o siquiera los cables de su agencia y se mostraba ignorante o
apático ante las complejidades de tratar con los barones del periodismo
norteamericano…
Hubo un enorme número de
cancelaciones de servicios, algunas de ellas de clientes importantes. La UPI se
vio obligada a cerrar oficinas internacionales y también en Estado Unidos. En
enero de 1988 la compañía estaba virtualmente paralizada. Para colmo, el
sindicato estaba presionando para que el magnate mexicano cumpliera su promesa
de darle participación accionaria.
En el libro, también se explica que Vázquez Raña, desesperado, decidió
aceptar el ofrecimiento que le había hecho Earl Brian: quedarse con UPI en
calidad de “arrendatario”. Relevaría de las responsabilidades financieras al
mexicano, pero no compartiría con él las utilidades. Pagaría las deudas sin que
Vázquez Raña viera un quinto. El acuerdo aclaraba que si después de diez años,
Brian no podía resusitar la agencia, el control podría regresar a Vázquez Raña.
El 19 de febrero de 1989 se anunció la nueva transacción. La UPI pasó a control
de una empresa recién creada por Brian, la World News Wire. En esta ocasión,
Vázquez Raña perdió.
Otra estampa sobre Mario Vázquez Raña y su estilo de hacer negocios la
conocimos en el mes de marzo de 2005. Una riña familiar entre los hermanos
Vázquez Raña se hizo pública. Su hermano Olegario fue entrevistado por la
periodista Carmen Aristegüi en su programa de radio Hoy por hoy en donde narró ciertas diferencias con su hermano
Mario. En la entrevista Olegario negó los vínculos de sus empresas con el poder
pues aseguró que “nunca he tenido un negocio político ni con ningún político,
nunca he hecho un negocio que dependa de la política”. Sin embargo, la cercanía
de los Vázquez Raña con el poder –en especial con Luis Echeverría- ha sido
documentada en distintos libros.
Cuenta Olegario Vázquez Raña a la periodista:
Yo ya no me quiero meter más hondo, si no, voy a buscar problemas muy
serios (risas) porque nosotros, cuando se compró la (Organización) Editorial
Mexicana, en realidad creo que ahí se recibió cierta ayuda del gobierno del
Presidente… Pero al año, don Mario Vázquez Raña dijo “el poder no se comparte y
ustedes van pa’ fuera” y nos liquido nuestras participaciones como quiso,
cuando quiso y los tres hermanos fuimos para afuera y él se quedo adentro.
Entonces sí alguien recibió ayuda, pues nosotros no fuimos, desde luego queda
clarísimo, ¿no?
Sabedor de su inmensa fortuna, Vázquez Raña utilizó al máximo sus
periódicos como instrumentos de presión para apuntalar sus negocios y su
proyección política. Al igual que el coronel José García Valseca, a Vázquez
Raña –rodeado siempre de un séquito de guardaespaldas- nadie se le acercaba.
De regreso a las raíces
Avión es una
tierra fantástica e irreal. Es un municipio de Ourense aislado entre montañas
en donde la vida pasa lentamente y en donde la opulencia magnánima y la pobreza
urgente conviven todos los días. El censo de 2012 dice que es un poblado de
2.804 habitantes.
Pero es un censo de habitantes fantasmas. La mayoría de los lugareños no vive
en el pueblo. Sus vecinos están diseminados por 32 aldeas mal comunicadas. No
hay trabajo tampoco, salvo en alguna época cuando las minas de wolframio le
dieron algún esplendor a la zona durante la Segunda Guerra Mundial. Avión en
sí, es una aldea de fantasmas, por lo menos durante diez meses al año.
En los dos meses que dura el verano el pueblo se transforma.
Se
sabe que los Vázquez Raña llegaron al pueblo porque su avión privado aterriza
en el aeropuerto de Vigo procedente de México. De él irán descendiendo sus
hijos y sus nietos, sus cocineros y sus guardaespaldas. Junto a la terminal,
una flotilla de coches de lujo, todos ellos de su propiedad, les conducirán
durante una hora llena de curvas hasta Avión.
En
una crónica del reportero Pablo Ordaz, en el diario español El País
publicada en 2005 se nos describe la llegada de los Vázquez Raña a su
tierra natal y su vida de lujos. Ordaz nos cuenta sobre la mansión de Mario o
de su hermano Olegario. Cualquiera de las dos cuenta con un salón donde el
primer domingo de agosto almuerzan 300 personas sentadas, y un garaje donde a
estas horas aún hiberna una docena de vehículos de lujo, cuenta una vecina de
los Vázquez Raña al reportero Ordaz y detalla: “Dos Mercedes 600 de color
blanco, Ferraris, Porsches, deportivos de la marca BMW, y ese coche inglés tan
elegante, Rolls-Royce”. Cuenta también –continúa la vecina describiendo- con
una piscina con vistas, una cancha de tenis digna de Roland Garros y, sobre
todo, un jardín en pendiente donde los setos gigantes son esculpidos durante
todo el año por una empresa de jardinería.
En
Avión, en 2004 se matricularon un total de 108 Mercedes, 25 BMW y 12 Porsche Cayenne.
Las casas de los Vázquez Raña son las más vistosas, pero no la únicas. Aquí y
allá, sin orden estético ni concierto urbanístico, se levantan los chalés de
los indianos, a cuál más ostentoso y con el garaje mejor surtido.
Pero
entonces llega el verano y los Ferrari se despiertan. Es entonces cuando los
2.000 vecinos de Avión que aún viven en México regresan a su tierra por
vacaciones. Será porque fueron más listos o porque tuvieron la suerte que se
les negó a otros, lo cierto es que muchos de los que se fueron buscando fortuna
terminaron encontrándola.
El
resultado de todo aquello se puede ver en Avión en cuanto llega el buen tiempo.
Hay un dato que habla por sí solo: durante 2004, el parque automovilístico del
pueblo se enriqueció con 483 coches de lujo, que se registraron con matrícula
turística, a la que sólo pueden acceder los residentes en el extranjero. El
sistema tiene la ventaja de que el coche sale un 28% más barato (no se paga ni
la matriculación ni el IVA). El inconveniente es que sólo puede circular
durante seis meses, tras los cuales es precintado por Aduanas. Si bien en el
caso de los indianos de Avión esto no es un incordio: “Los mexicanos”, así los
llaman aquí, “sólo suelen venir en verano”.
Según
datos de Automovilistas Europeos Asociados, el año pasado se matricularon en
Avión con placa turística 108 Mercedes Benz E320; 25 BMW 320; 23 Audi A4; 12
PorscheCayenne Turbo... El 23% de los coches de lujo con matrícula turística de
España están en Avión. “No sé la cifra exacta, pero aquí”, confirma el alcalde
en funciones, “hay cientos de BMW y cientos de Mercedes”. Una flota parecida a
la de Marbella o Niza.
Se
trata del signo mayor de ostentación, de la forma socialmente convenida de
decir sin palabras que todo sigue marchando a pedir de boca. Pero en Avión todo
el mundo se conoce. Saben que la fortuna de los hermanos Vázquez Raña no tiene
parangón. Olegario es el dueño de la red privada de hospitales más grande de
México, y posee además hoteles, restaurantes, tiendas de muebles... Su hermano
Mario es el “mero mero” -una expresión mexicana que quiere decir el gran jefe-
de los medios de comunicación y una figura relevante del Comité Olímpico
Internacional (COI).
Avión es un pueblo
más, perdido entre las montañas de Ourense, pero no hay que dejarse engañar,
este pueblito cuenta con seis bancos internacionales. Y durante los diez meses
restantes del año decenas de albañiles trabajan todo el año para dejar
exquisitas las casas de los aldeanos. También hay un pequeño ejército de vendedores
de la Mercedes rondando durante el verano.
Pero
cruzar el Atlántico es un gusto que se dan los Vázquez Raña –Mario, Olegario y
Abel- en cualquier mes. En el periódico El
Confidencial, en marzo de 2012, nos relata una de las tantas visitas de
cualquiera de los hermanos:
Pasar menos de
48 horas en la vieja madre patria es algo natural para los millonarios Vázquez Raña. Y lo hacen con una
agenda de lo más selecta y concurrida para tan breve espacio de tiempo…
En primer
lugar, (Mario) pasó por despachar con el Rey Juan Carlos, con el que tuvo una audiencia privada para
refrescar su relación de amistad, como demuestra la condecoración en
2009 a Mario Vázquez Raña con la
Gran Cruz al Merito Civil. Lo primero es lo primero y nunca está de más pisar
moqueta del Palacio Real.
A continuación,
el empresario mexicano quedó a comer con el gran Isidoro Álvarez, el todopoderoso presidente de El Corte Inglés.
Ese miércoles,
Real Madrid y Barcelona celebraban el partido de vuelta de su cruce en
semifinales de la Copa del Rey. Y cómo no, Vázquez Raña tenía un hueco
reservado en el palco del Santiago Bernabéu para un evento tan sonado, aunque
lo hizo como invitado de Sandro Rosell,
bien conectado con ese mercado, y no de Florentino
Pérez.
Los Vázquez Raña siempre han estado muy cerca del PRI, dice
un reportaje publicado por la agencia de noticias ANSA publicado en enero de
2006. Y también cercano a muchos presidentes, una parte del reportaje es la
siguiente:
Tras el triunfo de Vicente Fox, se
trajeron de vacaciones a Galicia al candidato “prisita” perdedor, Francisco
Labastida, para que se curase las heridas de la derrota. En él habían invertido
muchos millones de pesos.
Claro que también antes habían
pasado por el pueblo orensano de Avión los presidentes José López Portillo y
Ernesto Zedillo, ambos en visita privada, mantenida en secreto y cuando todavía
estaban en el poder.
Los Vázquez Raña no suelen faltar a
las fiestas del pueblo, a mediados de Agosto, por San Roque, ni tampoco por San
Martiño, para asistir a los fastos domésticos que acompañan a la matanza del cerdo.
La ostentación
de la riqueza es una de las normas para don Mario o sus hermanos. Quien lo
conoció supo de sus gustos exquisitos en su vestir: telas especiales, ropa
hecha a la medida y exclusiva. Cuenta el periodista Franjo Fernández Cid que el
magnate “con su traje azul y su pelo rubio,
desprende un aire de ejecutivo europeo. Habla con ese acentillo mexicano
que poco tiene que ver con el idioma de sus antepasados. Se expresa con mil
cuidados y delicadezas, como los hombres en los que pesa más, la razón que las
emociones”.
Los guardaespaldas que lo rodeaban todo el tiempo hacían casi imperceptible sus
trajes por lo general con una delgada línea estilo inglés que se estampa en su
vestido. Al acercarse la línea va tomando otra forma, la de un nombre que se
repite al infinito: Mario Vázquez Raña, Mario Vázquez Raña, Mario Vázquez Raña,
Mario Vázquez Raña…
Su
cocinero personal tampoco se le despegaba. Autos lujosos, aviones privados,
mansiones de sultanes. Dentro del folclor mexicano en el puerto de Acapulco un
viaje en bote presume como atractivo turístico: “la mansión más grande de la
costera, la que abarca dimensiones fantásticas y que al lado de ella las demás
mansiones palidecen, es la de Vázquez Raña”. A Mario le gustaba llevar sobre la solapa de sus trajes un llamativo emblema olímpico de oro puro, que lo
identifica con el deporte, otra de sus pasiones.
*****
Al contrario de
Carlos Slim, Mario Vázquez Raña no tenía el toque del rey Midas. Uno de sus
grandes fracasos en negocios fue cuando se arriesgó, temerariamente, al rescate
de PIPSA, empresa propiedad del
Gobierno que abastecía de papel periódico a todos los medios escritos del país.
Don Mario imaginó el poder que tendría si él controlaba el papel periódico que
abastecía a los diarios del país, como lo hizo por muchos años el Secretario de
Gobernación en turno. Pero don Mario erró, la pronta apertura del mercado, la
disminución de precios y la facilidad para importar papel hizo del rescate de
PIPSA un mal negocio.
Amigo
de grandes figuras, el propio Slim frecuentaba su casa en Avion, a don Mario le
gustaba estar rodeado de grandes figuras de las letras nacionales y
latinoamericanas: García Márquez, Monsiváis, Fernando Benítez, entre otros.
También le gustaba la compañía de don Julio Scherer, aunque Scherer tuvo cierto desdén por el magnate.
A
mediados del año 2010, una serie de cables del gobierno de Estados Unidos sobre
la política interior de muchos países fueron dados a conocer por Julian
Assange. Durante décadas, el gobierno de EUA estuvo interesado por los
conflictos nacionales y la política interna de México. Embajadores
estadounidenses servían como “espías” a su gobierno. Buscaban reuniones con
personajes destacados de la vida política e intelectual y luego escribían
reportes a sus gobiernos. El “caso Excélsior”
fue de su interés.
El
embajador John Jova buscó a don Julio en agosto de 1976, quería saber las
impresiones y el futuro del periodista, una vez que fue echado del periódico Excélsior. En el cable 1976MEXICO10575_b, Jova refiere
una conversación
que sostuvo con Scherer En un domicilio particular. En el cable
el embajador escribe: “Julio Scherer dice que en el curso del asunto de Excélsior su vida había sido
amenazada”. Y busca aclarar de primera fuente, un rumor: Scherer se va a trabajar
para El Sol, la
cadena de periódicos propiedad de Mario Vázquez Raña y en la cual “el presidente Echeverría,
tenemos buenas razones para creerlo, ha adquirido un gran interés”.
Don Julio le confirma al embajador que Vázquez Raña le había hecho una oferta.
Sobre la respuesta del periodista, el cable de Wikileaks dice: “La reacción de
Scherer a la oferta, aparentemente hecha no mucho después de su despido, aún era emocional –‘Yo
nunca haría eso. Yo nunca trabajaría para esas personas. No soy una prostituta’”.
En la parte final, el diplomático estadunidense comenta sobre su propio juicio
con respecto al periodista: “Scherer en este punto en particular no es un
comentarista objetivo y es una persona emocional en cualquier momento”.
En el libro, Estos
Años, Julio Scherer narra una estampa sobre don Mario:
Varias veces disfrutamos platillos chinos en uno de
los comedores de su oficina en el tercer piso de las calles de Serapio Rendón,
y alguna vez me propuso que trabajáramos juntos. El sitio donde nos reuníamos
era peculiar, fresco hasta parecer al aire librey frente a grupos de animales
enjaulados que a él lo divertían. Vázquez Raña no se da importancia, es alegre,
simpático. A cada momento me indicaba que mirara los ojos de las pequeñas
bestias, sus largas colas, su existencia rutinaria… Vázquez Raña me fue
contando que es noticia donde quiera que se presente y que cuida su salud y su
figura como un hombre de Estado. Fue así como me enteré que había importado de
China a un médico, a un masajista y a un cocinero para que mantuvieran su
bienestar físico en el punto más alto y la línea de su cuerpo en la excelencia.
Un
deportista Forbes
Pasando la primera década del siglo XXI México fue sede de los Juegos
Panamericanos. El evento deportivo lo inauguró y clausuró el empresario Mario
Vázquez Raña quien fue reelecto por sexta ocasión en 2002 como presidente de la
Asociación de Comités Olímpicos Nacionales (ACNO), misma que ocupó desde 1979 y
cuyo mandato terminó en 2014. También
estuvo al frente de la Organización Deportiva Panamericana –lo estuvo durante
tres décadas- y desde entonces fue “candidato único” y consiguió reelegirse por
aclamación para el periodo 2012-2016, que no concluyó.
Como deportista su trayectoria fue fugaz: campeón nacional e internacional de
tiró con arco en las olimpiadas del 68. De ahí en más ha sido directivo o
presidente de distintos organismos deportivos nacionales e internacionales. Y
como nadie, Mario Vázquez Raña, al frente del deporte mexicano, fue sobreviviente
de ocho sexenios: Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo,
Fox, Calderón y Peña Nieto. En diversas entrevistas el propio Vázquez Raña dijo
que tenía “una de las carreras olímpicas más ricas del mundo”.
Durante su vida “deportiva”, la revista Proceso
ha documentado su permanencia al frente
del organismo rector del deporte en México. A través de declaraciones y
entrevistas distintos adversarios de Vázquez Raña lo acusaron de “la compra de
votos cuando es reelecto y, por supuesto, de las conciencias de una gran parte
de los representantes de las federaciones deportivas que integran el Comité
Olímpico Mexicano (COM). Cronistas deportivos –que cobran como ‘asesores’ del
COM- han escrito a lo largo de más de treinta años que es reelecto por ‘aclamación’
de la Asamblea”. Y es que el COM opera al margen de la Ley pues ningún órgano
lo regula.
Mario Vázquez Raña acumuló y tuvo múltiples cargos internacionales en la
Organización Deportiva Panamericana, fue miembro del Comité Olímpico
Internacional –cargo al que recientemente había renunciado-, vicepresidente de
Solidaridad Olímpica y presidente del Comité Olímpico Mexicano.
Al frente de su gestión en la ACNO logró aumentar el número de 61 a 193
países afiliados al Comité Olímpico Internacional.
Dentro de las anécdotas que se
cuentan en el deporte internacional esta la de la princesa de
Inglaterra, Ana (Anne Elizabeth Alice Louise, hija de Isabel II), presidenta de
la Asociación Olímpica de Inglaterra, quien no escondía su desdén por Vázquez
Raña y llegó a sostener que el magnate utiliza fondos personales para financiar
las operaciones de la ACNO para su beneficio personal. A principios de julio de
1991, en la víspera de su ingreso formal como miembro del Comité Olímpico
Internacional, Vázquez Raña asistió a una cena en París en el castillo de
Warmick, a la que asistieron los 350 miembros más importantes de “la familia”
olímpica en el mundo. En tal reunión, la princesa Ana le pidió a su excelencia,
el marqués Juan Antonio Samaranch, en ese entonces presidente del COI que se
vetara el ingreso a Vázquez Raña debido a su mala fama y corruptor del deporte.
La respuesta de Samaranch fue: “no hay forma de impedir su ingreso, es muy
poderoso”.
Mario ocupó la presidencia honoraria
y vitalicia del Comité Olímpico de México, un organismo al que también
pertenece, en calidad de miembro permanente, su hermano Olegario, que, a su
vez, figura como presidente del ISSF (International Shooting Sport Federation).
En entrevista con el
periodista Fernández Cid, el propio Mario cuenta:
El deporte me ha dado parte de lo
que me faltaba en la vida, pero lo cierto es que yo también le he dado mucho al
deporte, no solamente al de mi país, y no hablo de dinero. Pero creo que
todavía estoy en deuda con el deporte, pues parte de lo que soy hoy se lo debo
a él, ya que la disciplina que adquirí como deportista me ayudó mucho en mi
vida privada y comercial. Pero esto no se paga con dinero.
Y agrega:
Creo que mi contribución al país
tiene su origen en el deporte, que me ha dado la oportunidad de hacer algo por
mi gente; por mucho tiempo que yo le dedique, siempre seré un deudor del
deporte. Y seguramente, cuando me muera, aún le seguiré debiendo algo.
Mario Vázquez Raña es una fotografía de cómo son y eran los empresarios
mediáticos en la primera década del siglo XXI.
Murió a la edad de 82 años.
* Fotografías tomadas de la página de la OEM.
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