Guadalupe Loaeza, señora de Polanco, reina de la
Roma.
Por Abraham Gorostieta
A Guadalupe
Loaeza es difícil encasillarla en un género. Va de la crónica social a la
biografía; del texto de opinión al perfil. Escritora prolífica, se inició en el
periodismo mexicano en 1982 en el legendario diario Unomásuno. En su haber ha publicado más de 40 libros, todos ellos
de amplios tirajes y décimas ediciones. Es una de las firmas más leídas del
diario Reforma, trabaja en radio, en
televisión y en distintas publicaciones como las revistas Hola!, Caras y The Billionarie. Realizó la biografía
más completa y detallada sobre la vida del Músico, poeta y loco: Agustín Lara.
Cronista de las altas esferas de poder mexicano, no le es ajena la literatura;
su primera novela Las Yeguas Finas,
le ha ganado el respeto de colegas y críticos.
Lupita,
como se le conoce en el medio es una mujer incansable que abre las puertas de
su casa, ubicada en lo que fue la zona francesa del Porfiriato de la Ciudad de
México a Instantáneas Mexicanas para charlar un poco sobre su vida, sus
pasiones y, sus desencuentros.
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La casa de
Guadalupe Loaeza es en verdad hermosa. Vive encima de un restaurante gourmet
francés, en una de las zonas más lindas, francesas y antiguas de la Ciudad de
México. Las paredes –grandes y espaciosas- de su casa están forradas de piso a
techo por pinturas, ahí podemos ver un Toledo, un Galán, una María Izquierdo,
entre otras. Al fondo, se ubica un enorme ventanal que da a la calle de Brasil,
al famoso parque dónde solía pasear doña Carmelita, la muy joven esposa de don
Porfirio Díaz.
Una
mesa se ubica en una esquina, sobre ella varias fotos que muestran a Guadalupe.
Lupita, la niña con su padre; con doña Dolores de Tovar, su madre, con sus
hijos, sus nietos. Ella frente al mar mediterráneo; ella paseando por las islas
griegas; ella simplemente y al fondo la torre Eiffel; ella en la ciudad luz.
Una cosa resalta entre las fotos: su condecoración con la Orden de la Legión de
Honor, en grado de Caballero, conferida por el gobierno de Francia en 2003.
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La escritora
desvía siempre la mirada. Piensa, reconstruye su pasado: “Tuve una infancia que
añoro. Vivía en una colonia con peso e influencia. La colonia Cuauhtémoc,
poblada de ríos, muy cerca de Reforma, a unos pasos de la naciente colonia
Rosa. Fue una infancia tranquila, feliz, podía ir a visitar a mis abuelos en
las calles de Milán en la colonia Juárez, era una ciudad tranquila” y pronto
aclara que es la séptima de nueve hermanos. Sobre su madre, doña Dolores Tovar
y de Teresa recuerda que fue “una mujer muy enérgica y autoritaria, pues: “siempre
estaba presente en todo, siempre quería tener la razón en todo. Una madre muy
estricta”. Su madre, mujer de sociedad se la pasaba frente al teléfono todo el
día, platicando si las Corcuera o si las Díaz o las Hérdez… La cronista se detiene un poco, junta las
manos y narra:
Estudiaba
en una escuela de monjas y según el grado que estudiara era la complejidad de
mi bordado. Ahí nos enseñaban esas cosas y como se acercaba el 10 de mayo, era
tiempo de bordar. Nos sentábamos alrededor de una monja que nos instruía. Pero
yo no tuve talento para esto y mi bordado era horrible, las flores parecían
moscas, el hilo se me enredaba, repetía el trabajo hecho de un día y lo
deshacía por las tardes para que quedará bien, pero esto nunca pasó. Era el
peor de todos. El día de la entrega la moja me sorprendió. Ahí estaba mi
trabajo, hermoso y planchadito: “mira que bien te quedo” me dijo la monja con
aliento a ostia. Ese día se lo entregue a mi madre, era sábado, y por supuesto
mi madre estaba al teléfono, espere un largo rato a que colgara pero no lo
hacía. Me pare frente a ella y le di su regalo. Mi madre extendió la mano
desocupada, tomó el regalo y lo colocó sobre la mesita pegada al teléfono, me
hizo un giño como diciéndome “al ratito lo veo”. El regalo permaneció ahí, por
varias semanas, intacto.
Su padre fue un
abogado respetado, fundador del Partido Acción Nacional junto con don Manuel
Gómez Morín. Diplomático en los gobiernos de Alemán, Ruiz Cortinez y López
Mateos. Lupita lo recuerda: “mi padre siempre trabajando, estaba ausente de
todo. Siempre abstraído en su música, sus libros, sus negocios”.
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La retratista de
la alta clase social fue una “niña bien”. Estudió en escuelas de monjas, tenía
amistades “bien”. Fue educada con costumbres y valores muy tradicionalistas: “Mi
madre me educó como una niña bien. Vestía como vestían las niñas bien, hablaba,
comía y pensaba como lo hacen las niñas bien, pero no teníamos dinero, o mucho
dinero, porque sabes, hay categorías en las niñas bien, y no tener suficiente
dinero me excluía de algunas cosas. Así que fui educada con muchos
conservadurismos, atavismos y como se educan a las niñas bien pero nunca
pertenecí a las niñas bien”.
La
biógrafa de Agustín Lara explica para Instantáneas Mexicanas:
Las
niñas bien mexicanas son un pequeñísimo sector de la sociedad. Dividen su mundo
entre blancos y “prietos”. Se caracterizan por sus expresiones, sus vocablos y
eternos anglicismos, pues eso les da estatus de “cultas” y fijan su no
pertenecía a la “chusma” que no habla inglés y mucho menos francés.
Pero
existen categorías: están las Niñas bien, desoficiadas:
Todas estudiaron una carrera, están inscritas en un gimnasio pero no van pues Palacio de Hierro es primero. Tienen
grandes planes y varias opciones de trabajos pero nunca llegan a hacerlo. Las
más liberadas están constantemente buscando que pueden hacer en el extranjero y
se la pasan el tiempo viajando pero rara vez se quedan en hoteles pues tienen
muchos amigos que las hospedan en sus casas. Frecuentan lugares como Kashymir,
Cluv, Om o Café O (en DF); Les Caves du Roi, VIP, Cabaret (en París); Olivia
(en Marbella). Sus Marcas son Dior, Vuitton, Fendi, Cartier, Pucci y Gucci.
Las
niñas bien, fashion: Ellas buscan que
quede bien claro que ellas son bien diferentes a las demás niñas bien. Trabajan en agencias de publicidad, relaciones
publicas, mercadotecnia, son fotógrafas, modelos o trabajan en la moda. Sus
amigos son argentinos, venezolanos, colombianos, franceses e ingleses.
Prefieren las tachas pero en las fiestas en tout
petit comite se van por la marihuana. Salen en revistas como Caras, Ocean Drive y Quién. Sus
mejores amigos son gays. Viven el Lofts
maravillosos en la Roma o la Condesa. Se tardan mucho en arreglarse pero hacen
todo lo posible por que se vea natural. Ven Fashion
TV y E! Entertainment Television.
Niñas
Bien, bien: Por lo general, son
anoréxicas, bulímicas o cualquier otra enfermedad de moda. Pretenden ser
castas, fresas e inocentes, pero ninguna lo es. Estudian escuelas Del Bosque,
Irlandés, Regina, Sagrado Corazón, Anáhuac e Ibero. Su meta en la vida es ser
esposas de un niño bien con mucha lana. Sus marcas: Zara, Mango, Vershka, bebe,
Miss Sixty, 7 Jeans, Juicy, Puma, Nike, BCBG y algún accesorio Vuitton o Gucci.
Nunca dicen groserías en publico y en sociedad son simplemente perfectas.
Niñas
bien, new poor: han viajado por todo
el mundo, han hecho lo que se les da la gana, han tenido acceso a todo. Son
educadas, cultas y estudian carreras no muy practicas como Historia del Arte.
Como no tienen tanto dinero, en vez de comprar cinco t-shirt Dior, compran una y la lavan con Vel Rosita. Buscan trabajo
sin querer encontrarlo. Ven Sony, Warner y E!.
Niñas
bien, atascadas: viven en la peda. No
conocen límites, abusan de las drogas, del alcohol, sexo y del shopping.
Siempre se visten de marca pero no siempre bien. Son odiadas por las demás
niñas bien. Son divertidas pero su reven es muy pesado.
Niñas
bien, panistas: trabajan en el
partido pero no aceptan que son panistas. En las reuniones sociales prefieren
hablar de las portadas de Hola! que
de Martha Sahagún, Fox, Calderón. Cuando pronuncian palabras en francés lo
hacen con mucho acento.
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La escritora se
toma un respiro. Muestra sus pinturas, habla sobre sus inicios: “El periodismo
a mí me formó completamente. Es un oficio muy enriquecedor, es un oficio en el
que se aprende todo los días. Te da una visión distinta, te despierta la
curiosidad, te forja un carácter, te da criterio, te hace mantenerte informado,
te hace reflexionar. El periodismo es una Universidad, por decirlo de algún
modo. Yo estudié hasta el bachillerato. Entonces le debo mucho al periodismo y
me ha gustado caminar en sus géneros. La crónica, la entrevista, la opinión, el
reportaje”.
Ha escrito best seller como Los de Arriba, Compro y luego existo, Infancia
es destino, Las reinas de Polanco,
Las niñas bien, Compró y luego sufro. Inicia su actividad periodística en la
revista Obelisco, una revista “muy
atinada, muy original, muy valiente”, comenta Lupita, y explica: “allí escribí
un texto que se llamaba Las reinas de Polanco. Un texto que me elogiaron mucho,
pues describía a la ‘alta burguesía’ mexicana, desde ahí fui agarrando mi
estilo y desde ahí comencé a describir a ‘esta gente’”.
“Esa gente”, Guadalupe marca
distancia pero pronto abunda: “no me ubico junto a ellos pero tampoco sin
ellos. Entró y salgó de este mundo, como si tuviera una puerta. Si perteneciera
al mundo que describo no tendría esa distancia para observar ni un juicio
correcto. Es un mundo muy cerrado. Es un pequeño sector, muy pequeño sector de
la sociedad, con aspectos en su sentir muy marcados, muy conservadores y muy
racistas, clasistas. Tengo la intención de escribir un libro que se llame ‘Así
son ellos’. Pues viven en un mundo donde creen que todo mundo les debe
pleitesía, halagos, respeto”
Trabajó
en el mítico Unomásuno. El periodista
Miguel Ángel Granados Chapa publicó sus textos. Junto con él fundan La Jornada. Y Junto a él mantiene una
relación por 12 años.
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En 2009, el
líder del PRD, Andrés Manuel López Obrador la llama para que sea diputada.
Guadalupe perdió esa batalla pero la experiencia que vivió sirvió para que
hiciera el libro Comedia Electoral.
La escritora explica: “Nunca he votado por el PRI ni lo haré por el PAN, he
estado siempre cerca de la izquierda, pero la “izquierda” me repelía y por el
otro “lado” también fui incomprendida”.
Hay
mucho biográfico en mis libros, así somos las mujeres, confiesa la mujer con
una sonrisa de satisfacción en el rostro. Cuando comencé a escribir, comenta, al
principio hubieron muchos reclamos, ahora ya no. Antes se sentían desnudos,
observados, nunca entendieron mis motivaciones y no las entienden aún. Me
hicieron sentir como una traidora de clase, descastada, muy mal. Y por el otro
lado, cuando apoye a López Obrador me pasaron la factura, me costó caro. De ese
lado, la gente que lo rodea nunca me entendió. Les parecía falsa mi presencia,
esnobista, nunca entendieron que existió y existe un interés genuino. Fui
candidata por el PRD pero nunca sentí su apoyo.
Respira,
nuevamente junta sus manos y abunda: “yo pienso que necesitamos otro tipo de
gobernantes, genuinamente honestos, que la izquierda debe de gobernar, lo mejor
de la izquierda mexicana, que debemos de cambiar ya el timón. Pienso que en el
país hay cada vez más pobres, que existe mucha corrupción, que la brecha entre
clases se hace más honda”.
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La biógrafa de
tantas celebridades lamenta que éste género no se practiqué en México, “lo
practican muy pocos y por fortuna lo hacen bien: Enrique Krauze es un gran
biógrafo que ha retratado a los personajes claves del poder. Pero aún siguen
faltando biografías sobre Colosio, sobre la familia Salinas. Granados Chapa
escribía una sobre Carlos Hank González. José Martínez ha hecho buenas
biografías sobre Elba Esther, sobre Carlos Slim. Pero es un género muy
olvidado. Es una lástima”.
En
el libro Gritos y susurros que
coordinó Denise Dresser, le hicieron tres preguntas muy personales, Guadalupe
escribió la historia que vivió con Granados Chapa, historia que en ese momento,
estaba fresca y en donde narra que en una cena especial para el laureado
periodista, a media cena se presenta una mujer, la “otra señora” de don Miguel
Ángel. Aquello se convirtió en un caos, las crepas de huitlacoche se quemaron
en el horno, el asado de cordero también, la salsa de ciruelas nunca se sirvió,
los invitados huyeron, y al periodista le quedó de recuerdo los tirones de
cabellos, los rasguños en el rostro, la sacudida y revolcada que le propinaron
ambas mujeres en el jardín. Ha pasado mucho tiempo de esto.
Ahora,
a pregunta expresa, Lupita contesta: “Miguel Ángel Granados Chapa fue un gran
hombre, muy inteligente, ha sido el mejor periodista que hemos tenido,
profesionalmente era un hombre muy comprometido con el periodismo, tenía una
gran honestidad intelectual, apasionado por su oficio, un hombre bien
profesional. Sus columnas eran obligadas, por su rigor, por su congruencia, por
su valor. Era un hombre muy memorioso, en verdad, que memoria tenía. Sabía
mucho sobre Historia, Historia política de México, Historia sobre la
Revolución, un hombre con defectos, como todos, pero un hombre auténtico. Él
fue que me dio trabajo en el Unomásuno.
Fue mi maestro y le estoy infinitamente agradecida, a él y a Elenita
Poniatowska con quien curse un taller”.
Trabajó
en el viejo Canal 40, bajo la dirección de Javier Moreno Valle. “Ahora no
trabajaría nunca para Ricardo Salinas Pliego, ni en Televisa, me parece que
esas empresas, su línea editorial es vergonzante. Su estilo, su manera de
presentar las noticias no me parece la mejor”. Actualmente trabaja en el Canal
22 y en Televisión Mexiquense.
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Los aromas del
restaurante se hacen sentir en la casa de Guadalupe Loaeza. Fresca esta la
muerte de José Emilio Pacheco y Juan Gelman. Fresco el Premio Cervantes a
Elenita. La escritora, amiga de todos ellos, explica que la muerte es un tema
que la ocupa: “es porque tengo tanto por hacer, y escribir y contar. Por su
puesto, tengo mis nietos y las cosas van cambiando, poco a poco, y ya es hora
de pensar las cosas de otra forma, en diez años tendré 76, y diez años se pasan
de una manera demasiado rápida”.
Se
ha tornado un poco nostálgica, comenta en voz alta, nunca mira la cámara, habla
para sus adentros: “espero que mi obra se estudie –con toda proporción
guardada- como la obra de la duquesa Calderón de la Barca. Es decir, una
descripción de una clase, de una época, de una forma de ser mexicano, de una
etapa de México. Como crónicas de esos años, como le pasa a la duquesa, que es
una visión cándida, no es académica pero tienen algo, investigación, mucha
investigación”.
Mujer
incasable, activa, esta siempre en varias cosas, prepara entrevista para su
programa de radio, llama y confirma un invitado para su programa en
televisión. Esta noche tiene una cena e
invitados, sobre la mesa, están ejemplares de La Liberation, Le observadore, Proceso, Letras Libres, Nexos. “Escucho
a Leonardo Curzio, a María Amparo Casar, a Lorenzo Meyer”. Y termina diciendo:
Pronto haré la biografía de Carlos Slim, pero más humana, qué piensa, qué le
gusta, qué come, y esas cosas.
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