lunes, 21 de enero de 2013

Barones del dinero y prensa.


INI INI

 

Instantáneas mexicanas

El poderoso Vázquez Raña *

Abraham G. Martínez

 

 

Pasando la primera década del siglo XXI México fue sede de los Juegos Panamericanos donde se obtuvo la mayor cantidad de preseas en la historia del deporte mexicano: 42 medallas doradas de un total de 679 atletas que participaron con el uniforme de la delegación mexicana.

Ahí inauguró y cerró el evento deportivo el empresario Mario Vázquez Raña quien fue relecto por sexta ocasión en 2002 como presidente de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales (ACNO) a pesar de los pocos resultados deportivos que ha habido en México en su ya muy longeva administración, misma que ocupa desde 1979 y cuyo mandato termina en 2014. Lleva 37 años al frente de la Organización Deportiva Panamericana y desde entonces ha sido “candidato único” y consiguió relegirse por aclamación para el periodo 2012-2016.

Como deportista su trayectoria fue fugaz. Como líder de deportistas ha destacado gracias a su condición de campeón nacional de tiró, hecho que le ganó simpatías en la cúpula de poder desde los tiempos de Luis Echeverría. A pesar de que su dirección al frente del deporte mexicano es ineficiente y que cada cuatro años la historia deportiva nacional se repite (fracasos deportivos en las justas olímpicas), Mario Vázquez Raña es inmovible. Sobreviviente de ocho sexenios: Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto y los que se sumen, todos han sido sus amigos y sus cómplices en el fracaso deportivo mexicano. Sin embargo, para él su liderazgo deportivo es sinónimo de estatus y ha publicitado que tiene “una de las carreras olímpicas más ricas del mundo”.

Sagaz empresario. Magnate de la industria editorial. Inconmensurablemente millonario, el propietario de la cadena de los diarios Sol de México, incluidos, el diario deportivo Esto y el periódico sensacionalista La Prensa, uno de los de mayor tiraje y consumo en México.

Sabedor de su inmensa fortuna, Vázquez Raña ha utilizado al máximo sus periódicos como instrumentos de presión para apuntalar sus negocios y su proyección política. A Vázquez Raña le gusta jactarse de que el periodismo es un hobby para él. Sin vocación y mediocre trayectoria periodística, gusta de retratarse con líderes mundiales en entrevistas para el lucimiento personal.

Exponiendo los resultados de su trayectoria como servidor público y sus dotes de magnate, Mario Vázquez Raña es el arquetipo de los caciques empresariales mexicanos.

Su enquistamiento al frente del organismo rector del deporte en México sólo se puede entender gracias a la compra de votos cuando es relecto y, por supuesto, de las conciencias de una gran parte de los representantes de las federaciones deportivas que integran el Comité Olímpico Mexicano (COM). Cronistas deportivos –que cobran como“asesores” del COM- han escrito a lo largo de más de treinta años que es relecto por “aclamación” de la Asamblea. Cabe señalar que el COM opera al margen de la Ley pues ningún órgano lo regula.

Sin duda, poderoso, Mario Vázquez Raña ha acumulado y tiene múltiples cargos internacionales en la Organización Deportiva Panamericana, es miembro del Comité Olímpico Internacional –cargo al que recientemente renunció-, vicepresidente de Solidaridad Olímpica y presidente del Comité Olímpico Mexicano. Propietario de una cadena de diarios y socio de la empresa Hermanos Vázquez proveedora de muebles que utilizan las familias mexicanas.

Al frente de su gestión en la ACNO logró aumentar el número de 61 a 193 países afiliados al Comité Olímpico Internacional con lo cual copta simpatías. Más de la mitad de los presidentes de los comités olímpicos nacionales de 90 países han sido obligados a apoyarlo en su permanencia al frente de la ACNO a cambio de sus admisiones en dicho órgano.

Su fortuna ha obnubilado a quienes lo rodean. Aunque no a todos. Su fama de corruptor del deporte le ha provocado repudio. La princesa de Inglaterra, Ana (Anne Elizabeth Alice Louise, hija de Isabel II), presidenta de la Asociación Olímpica de Inglaterra no esconde su desdén por Vázquez Raña y ha sostenido que el magnate utiliza fondos personales para financiar las operaciones de la ACNO para su beneficio personal. A principios de julio de 1991, en la víspera de su ingreso formal como miembro del Comité Olímpico Internacional, Vázquez Raña asistió a una cena en París en el castillo de Warmick, a la que asistieron los 350 miembros más importantes de “la familia” olímpica en el mundo. En tal reunión, la princesa Ana le pidió a su excelencia, el marqués Juan Antonio Samaranch, en ese entonces presidente del COI que se vetara el ingreso a Vázquez Raña debido a su mala fama y corruptor del deporte. La respuesta de Samaranch fue: “no hay forma de impedir su ingreso”.

Vázquez Raña ha sido definido por sus rivales como “presuntuoso”. Rodeado siempre de un séquito de guardaespaldas nadie se le acerca. En la solapa de sus trajes lleva un llamativo emblema olímpico de oro puro. Vázquez Raña ha sido señalado en Estados Unidos como un“sportgánster”.

Son constantes las muestras de repudio en EU sobre el empresario. En 1986, cuando Vázquez Raña compró la agencia de noticias United Press International, los mismos periodistas de la UPI, lo relacionaron con la controvertida muerte del escritor, político y ex gobernador yucateco Carlos Loret de Mola. Los reporteros de la UPI presentaron en octubre de 1986 ante la Junta Anual de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en Vancouver, Canadá, un informe sobre la muerte de Loret de Mola y lo relacionaron directamente a Vázquez Raña como un sospechoso. Incluso, Eduardo García Valseca –hijo del coronel José García Valseca, quien fundó y era dueño del Sol de México y fue él mismo quien vendió a Vázquez Raña la Organización Editorial Mexicana y la cadena de los soles- señaló públicamente en febrero de ese mismo año al poderosísimo magnate y presidente del COM como el más interesado en que no se publicara el libro Mi coronel de Carlos Loret de Mola.

En 1965 el coronel José García Valseca fundó El Sol de México que se sumaba a la cadena periodística guiada por el mismo coronel desde 1941, fecha en que aparece el periódico Estoprimer diario rotográfico y en tabloide dedicado a la información deportiva bajo el auspicio de Maximino Ávila Camacho. En el inicio de la historia de El Sol de México, el diario mostró a través de sus páginas escritas, ser conservador y sobretodo anticomunista. En 1969, Mario Santaella, dueño de La Prensa enfrentaba conflictos laborales en su diario. Entre varias cosas que los cooperativistas de La Prensa le reprochaban era su cercana, cercanísima relación con el dueño de los Soles, García Valseca a quien definían como “un gángster del periodismo”. No era para menos, pues era dueño de los diarios Esto y El Sol de México y de 35 diarios en provincia convirtiéndose en la cadena más importante de ésta época, al grado que llego a tener más periódicos que el consorcio Hearts de Estados Unidos.

A finales de 1973, el coronel García Valseca, manifestó su deseo de vender la cadena periodística que finalmente quedo en manos del gobierno, aunque figuraba el mismo coronel como director. El investigador Jacinto R. Munguía en el libro La otra guerra secreta documenta la historia. El investigador cuenta que García Valseca perdió sus diarios debido a las deudas adquiridas con el gobierno. El entonces presidente Echeverría no perdonó las deudas y ordenó intervenir a través de la Sociedad Mexicana de Crédito para quedarse con la cadena de diarios. En 1974 los diarios estaban bajo el control de un fideicomiso en el cual el gobierno era el socio mayoritario. Como agradecimiento y reconocimiento, el gobierno dejaría como presidente y director de los diarios al coronel García Valseca, aunque no por mucho tiempo.

A finales de ese mismo año, un grupo de inversionistas adquiriría la empresa. El grupo estaba formado por Mario Vázquez Raña como socio mayoritario –así como sus hermanos-, Juan Francisco Ealy Ortiz como presidente del Consejo de Administración, Fausto Zapata Loredo y Francisco Javier Alejo, quienes junto con Mario Moya Palencia habían formado parte del gobierno de Luis Echeverría. Así, la cadena de diarios del coronel cambiaría de nombre y se llamaría Organización Editorial Mexicana. Munguía nos recuerda que “la operación de venta ocurrió en secreto, sin concurso público alguno”. Entonces fue nombrado el periodista Benjamín Wong Castañeda como director general, pero el gusto no le duro mucho pues al dejar la secretaría de Gobernación, Mario Moya Palencia, gran amigo y benefactor de Mario Vázquez Raña, fue nombrado como director general de toda la cadena de Organización Editorial Mexicana en marzo de 1977. La noticia apareció en primera plana en El Sol de México. Benjamín Wong renunciaba irrevocablemente “por así convenir a sus intereses personales”. También, en esos mismos días el diario informaba que el empresario Juan Francisco Ealy Ortiz dejaba la presidencia del Consejo de Administración para “dedicarse exclusivamente a El Universal”. Jacinto R. Munguía apunta que al mes del nombramiento de Moya Palencia como director general, un grupo de colaboradores renunció a las páginas editoriales del diario pues “en menos de dos meses de gestión de Moya Palencia fueron censurados o suprimidos unos cincuenta artículos entregados para su publicación” en El Sol de México.

Sí García Valseca no pudo adquirir La Prensa, Mario Vázquez Raña sí lo hizo.

Durante los últimos años de la gestión del presidente Plutarco Elías Calles, los miembros de la compañía de Rotograbado fundan el diario La Prensa el 30 de agosto de 1928, el director general fue el periodista español Miguel Ordorica, siete años después y tras un cierre temporal de cinco meses los trabajadores decidieron echarlo andar pero esta vez como una cooperativa. En 1959 trece cooperativistas fueron expulsados. El director general gerente era Mario Santaella de la Cagija. Para entonces, el periodista Manuel Buendía hacia gala de su virtuosismo y de lo aguda de su pluma, hecho que molestó al gobierno quien aprovecho el descontento de los cooperativistas expulsados para prolongar el conflicto que duro varios años más, hasta la intervención del gobierno en 1961 a través de la Secretaría de Industria y Comercio cuyo titular era Raúl Salinas Lozano quien “impuso” la línea que debía seguir La Prensa. Así, Mario Santaella de la Cagija encabezó el diario con mayor tiraje y lectores en México. En 1992 el diario fue vendido a una sociedad anónima en 90 millones de dólares. Según el investigador Jacinto R. Munguía a los cooperativistas y trabajadores solo les habían repartido apenas unos dos millones de pesos.

En el mes de mayo de 1999, un grupo de ex cooperativistas de La Prensa entablo una demanda judicial (SC 2003/98) contra el Grupo Santillana–perteneciente al influyente grupo de medios español Prisa cuyo patriarca fue Jesús Polanco– por haber adquirido mediante argucias ilegales la propiedad de ese periódico. Los ex trabajadores argumentaron haber sido defraudados al desaparecer mediante “triquiñuelas” a la Sociedad Cooperativa, es decir, a la razón social, que amparaba a dicha publicación. El asunto es el siguiente:

En 1993, el Grupo Santillana compró en 90 millones de dólares a Editora de Periódicos S.C.L. el 49 por ciento de las acciones del diario La Prensa. En esa transacción, el 51 por ciento de las acciones restantes estaban en poder del ex presidente de los banqueros y ex dueño del Banco del Atlántico, Carlos Abredop Dávila. Los ex trabajadores y cooperativistas no alcanzaron a comprender nunca como fue que los editores de El País y el ex banquero vendieron La Prensa a Mario Vázquez Raña en 60 millones de dólares tres años después.

Una de las estampas que mejor defina al poderoso Mario Vázquez Raña y su estilo de hacer negocios fue cuando en el mes de marzo de 2005, una riña familiar entre los hermanos Vázquez Raña se hizo pública. Olegario Vázquez Raña fue entrevistado por la periodista Carmen Aristegüi en su programa de radio Hoy por hoy –cuando Aristegúi trabajaba en Televisa radio en sociedad con Grupo Prisa- y contó las diferencias con su hermano Mario. En la entrevista Olegario–dueño de la cadena de hospitales Ángeles, de los hoteles Fiesta Americana, de dos estaciones de radio nacionales, del diario emblemático Excélsior y de un canal de televisión nacional- negó los vínculos de sus empresas con el poder pues aseguró que “nunca he tenido un negocio político ni con ningún político, nunca he hecho un negocio que dependa de la política”. Sin embargo, la cercanía de los Vázquez Raña con el poder –en especial con Luis Echeverría- ha sido documentada en distintos libros.

Cuenta Olegario Vázquez Raña a la periodista: “Yo ya no me quiero meter más hondo, si no, voy a buscar problemas muy serios (risas) porque nosotros, cuando se compró la (Organización) Editorial Mexicana, en realidad creo que ahí se recibió cierta ayuda del gobierno del Presidente… Pero al año, don Mario Vázquez Raña dijo ‘el poder no se comparte y ustedes van pa’ fuera’ y nos liquido nuestras participaciones como quiso, cuando quiso y los tres hermanos fuimos para afuera y él se quedo adentro. Entonces sí alguien recibió ayuda, pues nosotros no fuimos, desde luego queda clarísimo, ¿no?”.

Poderoso, poderosísimo es Mario Vázquez Raña. Con 37 años –más lo que se acumulen- frente al deporte mexicano e internacional, con un poderoso grupo de medios a su disposición, una fortuna que lo convierte en un hombre Forbes, Mario Vázquez Raña es una fotografía instantánea de cómo son los empresarios mediáticos en la primera década del siglo XXI. Click.

 

 

FIN FIN

 

 

*Para la elaboración de esta columna se utilizaron la siguiente bibliografía: Prensa Vendida. Rafael Rodríguez Castañeda; Mis Tiempos. Autobiografía de José López Portillo; La otra guerra secreta. Jacinto R. Munguía. La prensa en los jardines. Raymundo Riva Palacio. La Herencia. Jorge G. Castañeda. Excélsior y otros temas de comunicación. Miguel Ángel Granados Chapa. Tiempo de saber. Julio Scherer y Carlos Monsiváis; Reseña histórica del periodismo mexicano. Moisés Ochoa.

 

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